COCTELERA es el nuevo titular de una serie de secuencias informativas en que narraremos hechos imprevisibles, ocurrencias, anécdotas de personajes reconocidos, además del ya consabido rincón del humor. Disfruta de manera amena nuestras entregas diarias porque nos debemos a ti amable seguidor.
RENOIR
Renoir es otro caso de gran sentido del humor. El pintor francés, muy conocido por sus desnudos, respondió a la pregunta de cómo conseguía darle esa sugerencia a los desnudos diciendo que lo único que él hacía era pintar y pintar hasta que le entraban ganas de pellizcar su obra. Así sabía si ya estaban terminadas.
En otra ocasión, un hombre le preguntó que cuál era la moda que más le había gustado pintar en cuanto a vestidos de mujer se refiera. Él contestó: La única que no pasa de moda. El desnudo.
MIGUEL ÁNGEL
El grandioso Miguel Ángel tampoco se libra.
Cuentan que cuando terminó el David se lo enseñó al papa Alejandro VI a quien no le gustó mucho como le había quedado la nariz, ya que era demasiado grande. Miguel Ángel, pícaro como ningún otro, hizo que tallaba de nuevo la nariz con polvo de mármol. Lo más terrible, es que al papa le encantó la modificación.
AUTÓGRAFO CORPORAL
Pablo Picasso se encontraba descansando en una playa del sur de Francia cuando se le acercó un niño con un papel y éste le pidió un dibujo dedicado.
El pintor rápidamente se percató que el pequeño había sido enviado sibilinamente por sus padres con el fin de conseguir una obra suya gratis.
Picasso se deshizo del papel y pintó el autógrafo en la espalda del crío.
Días más tarde, en una reunión entre amigos relató lo sucedido y comentó entre risas:
-Me gustaría saber si lo han vuelto a lavar…
MOROSO CON TODOS
Una tarde se encontraba en su estudio el pintor James McNeil Whistler cuando alguien llamó a su puerta. Éste se acercó a abrir, y descubrió con desagrado que se trataba de un acreedor.
-Pase usted. Pase. ¿Le apetece una copa de champán?
El hombre se quedó clavado en la misma puerta y mirándolo fijamente le espetó:
-¿Cómo es posible que pueda usted permitirse recibir a las visitas con champán, si no es capaz de satisfacer sus deudas?
-Ah, no se preocupe. Le aseguro que el champán tampoco lo he pagado
El burgomaestre de una pequeña población flamenca le encargó un retrato a Rembrandt. El pintor holandés aceptó el encargo de buen grado.
Trabajó durante unos días en dicho retrato y cuando el hombre fue a buscar el cuadro quedó disgustado con el resultado final. Veía poco realismo en la obra del pintor, por lo que pidió al artista que lo retocara.
El artista aceptó rehacer su obra e instó al burgomaestre a recoger el cuadro unos días después. Llegada la fecha acordada, el cliente entró en el estudio del pintor y llamó su atención una moneda que había en el suelo. Con disimulo se agachó a recogerla, pero no pudo, ya que había sido pintada por Rembrandt.
El hombre comprendió la genialidad del pintor y se llevó el cuadro a su casa sin tan siquiera mirar si el resultado final era de su agrado.
Famosas eran las salidas nocturnas del pintor, escritor y dramaturgo Santiago Rusiñol.
En cierta ocasión le recriminaron:
-¡Usted no sabe lo que es la salida del sol!
– ¡No diga bobadas, hombre!– respondió Rusiñol -Yo veo salir el sol a menudo, poco antes de irme a la cama.
MCNEILL WHISTLER Y LA NATURALEZA
El pintor norteamericano James Abbott McNeill Whistler pasó gran parte de su vida en Inglaterra, en cierta ocasión, mientras paseaba, se topó con una admiradora que le dijo:
-Hoy había en las orillas del Támesis una bruma deliciosa, algo que me recordó sus cuadros. Fue como si cobrasen vida.
-En efecto- respondió él -Poco a poco, la naturaleza va entrando en razón.
En cierta ocasión se le acercó a Salvador Dalí la actriz francesa Madeleine Renaud. Se encontraba entusiasmada y le dijo al pintor:
-Quiero que sepa que le admiro muchísimo y que no hay duda de que es usted un genio.
Dalí la miró, sonrió y se limitó a contestarle:
-Pienso como usted, señorita
El pintor Johh Singer Sargent se encontró en una ocasión, con motivo de una cena, sentado junto a una entusiasta admiradora de su obra.
-Ah, señor Sargent- exclamó la mujer -Cuando vi su último cuadro, lo besé porque se parece tanto a usted…
-¿Y le devolvió el beso?- preguntó Sargent
-¿Cómo? ¡No!
-Pues en tal caso- dijo el pintor con una sonrisa maliciosa -no se parecía tanto a mí.
EL PRECIO DE LOS CUADROS DE PICASSO
Al famoso pintor malagueño le encantaba recibir visitas en su casa del sur de Francia, y todas se sorprendían por lo mismo, ya que no tenía colgado ni un solo cuadro suyo.
-¿Acaso no te gustan tus pinturas?- le preguntaron
-Me encantan- respondió Picasso -El problema es que… Verás, no puedo permitírmelas.
Fuente: 20minutos.es