Por intermedio de esta medio, deseo rendir mi eterno homenaje al Maestro don Felipe Pinglo Alva; y permitirme escribir sobre el texto de uno de los tantos valses de su fina y exquisita inspiración, me estoy refiriendo al valse “El ruiseñor”, en el que nuestro brillante vate nos demuestra su amplia cultura, al emplear en éste y en muchos de sus otros deslumbrantes pensamientos poéticos, expresiones y términos que necesariamente obligan a los que escuchan sus obras musicales, a recurrir al diccionario, porque en algunos temas, utiliza palabras que no son las que comúnmente utiliza el pueblo.
Sabido es que Pinglo era un personaje sencillo, profundamente católico; dotado de una gran personalidad poética y sumamente culto, que tenía la capacidad de reflexionar sobre lo que acontecía en su época y volcar en sus composiciones lo que él sentía, como por ejemplo: resaltar la desigualdad social con la amada; el añorar el retorno al barrio; a describir la tarea que realiza un vendedor de diarios; a reflejar el deterioro físico que sufren las personas con el transcurrir de los años; a la dura faena que efectúa un humilde leñatero, sobre los celos y amoríos, en fin; a escribir sobre las cosas simples de la vida.
Sus innumerables temas demuestran su innata capacidad creativa, ya que se inspiraba en realidades propias o de lo que acontecía en su entorno, como lo demuestran sus bellos valses “El canillita”; “El espejo de mi vida”; “Celos”; “De vuelta al barrio”; “Libre albedrío”; “Tu nombre y el mío”; “Pasión y odio”; “Ramito de flores”; “Crepúsculo de amor”; “Jacobo el leñador”, “Bouquet”; “Mendicidad” entre muchos de sus más de 230 valses que nos ha legado, valioso acervo musical que constituye parte de nuestro primoroso patrimonio cultural.
Con lo señalado en líneas anteriores, sin mucho blablablá y acompañado de mi viejo diccionario, pretendo establecer un paralelo y analizar el valse “El ruiseñor” acerca de lo que pensaba el Maestro Felipe Pinglo, al componer este poema convertido en valse que dice así:
“El ruiseñor”
Si fuera un ruiseñor
de fantástico erguir,
en aras de tu amor
volara yo hacia ti.
Y alzando una canción,
te dijera al pasar;
«mi humilde corazón
siento por ti latir».
… “erguir”: poner derecha una cosa. /… “Aras”: fig. Ara: altar en que se ofrecen sacrificios. Piedra consagrada del altar cristiano. / … Alzar: (levantar) ”Alzando”… mover de abajo a arriba una cosa. En la misa, elevar la hostia y el cáliz después de la consagración.
Con lo que se demuestra la profunda fe religiosa que profesaba el Maestro.
Continúo:
Cruzando inmenso mar
de una gran latitud,
pondría con amor
en tu pelo tisú,
la más hermosa flor
que hallara en el pénsil,
bañada con las lágrimas
de un infinito amor.
Gozando otro ideal
y magno sonreír,
tu pecho angelical
vería yo latir.
Y así mi corazón
lleno de amor y paz,
muriera de pasión
con venturoso afán.
… “tisú”: tela de seda con hilos de oro o de plata / … “pénsil”: … fig. Jardín encantador… /… “magno”: … adj. Grande; en el sentido moral…/…. “venturoso”: afortunado; contento; alegre; eufórico; gozoso…/“afán”: anhelo vehemente.
Que grande fue nuestro Pinglo, su cultura le permitió reflexionar sobre el comportamiento humano; fue un crítico honesto de las desigualdades sociales; toma conciencia de sí mismo y de la realidad en la que vive, y crea obras que han trascendido a través del tiempo y que hasta ahora perduran, y “El ruiseñor “es uno de esos temas que siempre seguirá vigente.