Desde el Gobierno venezolano tienden a calificar a la oposición simplemente como «la derecha» o «la extrema derecha», sin embargo el heterodoxo movimiento que lo compone abarca un amplio abanico que va desde el chavismo crítico hasta los movimientos más conservadores.
Desde el 23 de enero no cabe duda de que en el centro de la oposición ha estado la figura de Juan Guaidó, un hombre que tomó la decisión de jurar en la calle y ante decenas de miles de simpatizantes el cargo de presidente interino poco después de asumir formalmente la jefatura del Parlamento.
Guaidó es dirigente del partido Voluntad Popular (VP), al igual que Leopoldo López, su carismático líder encarcelado en 2014 y actualmente en prisión doméstica.
VP es uno de los tres partidos venezolanos que integran la Internacional Socialista (IS), lo que les ubica en el campo político de la centroizquierda, un pensamiento que expresan en su definición ideológica.
«Nuestro compromiso es el progreso, que definimos como la conquista de los derechos sociales, económicos y humanos de cada venezolano», reza su declaración de principios.
Por eso definen sus tres pilares ideológicos como el progreso, la democracia y la acción social.
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Un Nuevo Tiempo (UNT), con 15 diputados de 167 en la Asamblea Nacional, y Acción Democrática (AD), con 26 parlamentarios, son los otros dos partidos venezolanos que integran la IS.
Acción Democrática (AD) es además uno de los dos partidos tradicionales de Venezuela, lo lidera Henry Ramos Allup y tiene en su haber el legado de Carlos Andrés Pérez, el presidente al que Hugo Chávez dio un golpe de Estado en 1992.
Pérez se asocia en buena parte de la sociedad como uno de los ejemplos del desgaste de los partidos tradicionales que dieron como resultado el nacimiento del chavismo lo que supone un arma de doble filo.
El otro gran partido alrededor del cual se ha reunido parte de la oposición es Primero Justicia (PJ), que lideró durante tiempo Henrique Capriles y que hoy preside Julio Borges desde Bogotá.
Se definen como un partido de centro, si bien ha ido escorándose hacia el centroderecha, especialmente desde que Borges asumió su liderazgo.
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Borges califica su postura política como una ideología que nace «de una profunda necesidad de humanizar nuestra sociedad y el mundo».
«Son caminos que conducen a un único destino: la dignificación de la persona humana. Día a día luchamos incansablemente por una Venezuela labrada con estos valores. Esa Venezuela será nuestra realidad del futuro», asegura.
Por eso, entre sus principios cuentan la libertad, el progreso, la igualdad, la solidaridad, la justicia y la participación social.
Entre sus líderes se encuentra Juan Requesens, actualmente encarcelado y que inició su camino político como activista estudiantil, igual que Guaidó, otro de los grandes movimientos de oposición al oficialismo.
El PJ nació como escisión del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), otro de los partidos tradicionales de Venezuela que hoy cuenta con un diputado y que tradicionalmente ha ocupado el sector conservador venezolano.
Otro de las organizaciones políticas que ha cobrado relevancia entre la oposición es Vente Venezuela, que lidera María Corina Machado, si bien ha tenido más impacto en el exterior de Venezuela que en el interior.
Tan es así, que algunos acusan a Machado de hablar más con la diáspora venezolana que con los ciudadanos que siguen en el país.
Machado ha rechazado en varias ocasiones ser calificada como «extrema derecha» y se inserta más en las corrientes neoliberales que le ubica entre los sectores más a la derecha dentro del arco parlamentario venezolano.
Comparada en ocasiones con la exprimer ministra del Reino Unido Margaret Thatcher, y muy cercana al presidente colombiano, Iván Duque, ha defendido la puesta en marcha de un modelo de «capitalismo popular» que considera que «pone en el centro al individuo y a la familia, no al Estado».
Finalmente, la corriente del chavismo crítico ha ido cobrando vigor aunque no tiene el rostro visible de un líder ni tampoco se aglutina tras unas siglas.
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Durante mucho tiempo se identificó con la exfiscal Luisa Ortega pero recientemente ha asumido un cierto liderazgo Héctor Navarro, exministro de Educación con Chávez.
El pasado 5 de febrero lideró a un grupo de chavistas críticos que se reunió con Guaidó y, al término del encuentro, aseguró que Maduro «no tiene legitimidad».
Por si fuera poco, aseguró que la Asamblea Nacional (AN), de clara mayoría opositora tiene más legitimidad que Maduro, si bien se negó a considerar a Guaidó como presidente interino del país tal y como han hecho una veintena de países de la Unión Europea (UE).
De este modo y con ese gran mosaico multicolor, Maduro aparece como una figura solitaria frente al amplio abanico político que se le opone.
EFE