La Organización Internacional del Trabajo (OIT) auguró que el futuro del mercado laboral pasa por las nuevas tecnologías y requiere sistemas de salud universales y esquemas de educación permanentes para garantizar el trabajo decente ya que llevará a un mayor número de autónomos y riesgo de informalidad.
Así lo recomienda el informe «Trabajar para un futuro más prometedor», comentado este jueves en Lima por la costarricense Rebeca Grynspan (foto), secretaria general iberoamericana y miembro de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT que se encargó de elaborar este documento por los 100 años del organismo.
Grynspan explicó que el informe, presentado el pasado enero en Ginebra, «es un llamado a la acción para invertir en la gente y lograr que los trabajadores tengan acceso a la tecnología y puedan hacer buen uso de ella».
«Los trabajadores deben abrazar la tecnología y prepararse para la capacitación permanente. Los gobiernos tienen que garantizar los derechos para todos los ciudadanos y las empresas sistemas para la adaptación de los trabajadores a la tecnología», señaló Grynspan.
«Lo que hagamos hoy es lo que permitirá un tránsito mucho más exitoso al nuevo mundo de la convergencia, las nuevas tecnologías y la llamada cuarta revolución industrial. Es posible tener una batería de acciones de políticas públicas y de acuerdos en la sociedad para poder enfrentar ese nuevo mundo», agregó.
Rebeca Grynspan explicó que el gran reto es garantizar el trabajo decente ya que, como prevén muchos informes, se perderán millones de empleos «pero surgirán muchos otros nuevos» en otros sectores que deberán expandirse ante la mayor demanda.
Será el caso de la salud, ante una mayor esperanza de vida de la población; y la educación, ante la necesidad de tener que capacitarse para realizar distintos tipos de trabajos a lo largo de la vida de los trabajadores; pero también en el entretenimiento y en otros servicios de calidad.
La secretaria general de la SEGIB señaló que el informe augura un mayor número de trabajadores autónomos, entre ellos muchos con negocios propios para garantizar su propia subsistencia con el consecuente riesgo de caer en la informalidad y quedarse fuera de los sistemas de salud, especialmente en el caso latinoamericano.
Por ello el documento propone una «nueva garantía universal» donde toda esta masa laboral de autónomos pueda acceder a los servicios de salud.
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En ese sentido, Grynspan destacó la importancia de que surjan nuevos modelos de asociaciones de trabajadores más horizontales, sin la organización vertical que hoy en día todavía tienen los sindicatos.
La exvicepresidenta de Costa Rica comentó que la asociación de trabajadores deberá regirse por el tipo de trabajo y ya no por el lugar de trabajo, en modelos similares al convenio de la OIT sobre trabajadoras domésticas.
Grynspan también destacó que en esta transición la equidad de género será fundamental, especialmente en el sistema de pensiones, donde en su opinión el problema para las mujeres es la densidad de las cotizaciones, pues son más intermitentes que las de los hombres por cuestiones como la maternidad.
Asimismo, instó a las empresas a apostar por «la economía verde y la economía azul» y adoptar los valores de la ciudadanía como el respeto al medio ambiente y el trabajo decente para que el desarrollo sea más sostenible.
La secretaria general iberoamericana compartió este encuentro con la prensa junto al director de la OIT para los Países Andinos, Philippe Vanhuynegem, y el viceministro peruano de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral, Javier Palacios.
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