TEL AVIV.- El primer ministro, Benjamín Netanyahu, parecía estar blindado frente a las acusaciones de la brigada antifraude de la policía, que le investigó tres años, hasta que los interrogatorios a tres de sus excolaboradores acabaron de hundirlo.
En un sumario de 5.700 páginas donde se le acusa por cohecho, fraude y abuso de poder, los arrepentidos dieron a conocer el afán de Netanyahu por el control de los medios de comunicación desde el poder y una hedonista afición al lujo gratuito, según una recopilación del diario Haaretz.
Sus testimonios han sido claves para poner en marcha la primera inculpación a un jefe de Gobierno en activo en Israel, a quien la fiscalía tacha ya de “corrupto y corruptor”.
A cambio de aceptar convertirse en testigos de cargo, los tres han obtenido la promesa de una sustancial rebaja de condenas.
Ari Harow, exjefe de gabinete, trabajó para el primer ministro en 2009, cuando Netanyahu, que ya había ejercido el cargo entre 1996 y 1999, inició su actual decenio en el poder. Regresó al puesto en 2015, después de haber creado dos consultoras que facilitaban contactos con la
Durante un registro, la unidad policial anticorrupción localizó entre sus pertenencias una grabación que fue el detonante del llamado Caso 2.000.
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Netanyahu solicitaba al editor del diario Yedioth Ahronoth, el de mayor circulación en Israel, una cobertura favorable a sus intereses en contrapartida a medidas legales para mejorar la difusión del rotativo. Cantó de plano en 2017 a cambio de una condena de seis meses de trabajos al servicio de la comunidad y una multa de 170.000 euros.
El abogado Shlomo Filber, que había asesorado a Netanyahu, fue nombrado en 2015 director general del Ministerio de Comunicaciones. Es el principal arrepentido en el llamado Caso 4.000, sobre los favores gubernamentales al grupo de telecomunicaciones Bezeq. El principal accionista de la compañía puso al servicio de los intereses del primer ministro y de su familia el popular portal informativo Walla.
20 de febrero de 2018
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Nir Hefetz, portavoz oficial. Este periodista fue portavoz del primer ministro en 2009, y en 2014 actuó como asesor mediático de la familia Netanyahu. Era el encargado de hacer llegar al digital Walla peticiones (y rectificaciones) de cobertura informativa del mandatario y de su esposa, Sara.
Hefetz entregó a la policía los mensajes de texto que recibió en su móvil en calidad de intermediario. No está previsto que sea imputado ni que deba pagar una multa,pese a haber sido considerado sospechoso de aceptar sobornos. (ECHA- Agencias)