Historia policial con final de película: estatuillas robadas de los Oscar

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El caso policial tiene todos los ingredientes de una película de Hollywood. El robo de las 55 estatuillas de los Oscar fue en un muelle de Road Way, en los suburbios de Los Ángeles, el 18 de marzo de 2000, a tan solo ochos días de la gran gala de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que contaba con Billy Crystal como anfitrión y con la película Belleza Americana, protagonizada por Kevin Spacey, como la gran favorita.

Bruce Davis, portavoz de la Academia en ese entonces, pidió calma . «La 72ª ceremonia no peligra», aseguró al explicar que los famosos hombrecillos dorados faltantes serían reemplazados. «Sospechamos que los ladrones desconocían lo que contenían las 10 cajas que robaron, así que si las devuelven simplificarían su problema y el nuestro».

Las estatuillas, bañadas en oro de 24 quilates, habían llegado, como cada año, desde la fábrica de R.S Owen, en Chicago. El número de figuras es siempre aproximado, ya que las categorías en que se dividen los premios no siempre recaen en una sola persona.

Tanto el FBI como la Policía de Los Ángeles formaron parte del caso e investigaron el robo de las 10 cajas. Mientras que la compañía a cargo del transporte de los premios ofreció 50.000 dólares como recompensa a quien recuperara los galardones.

EL FINAL PARECE ESCRITO POR UN GUIONISTA

Tres días después del hurto, 52 de los 55 premios fueron encontrados de casualidad, en un contenedor de un supermercado, en Corea Town, Los Ángeles, por un hombre que revolvía entre la basura para buscar cajas para su mudanza.

Más tarde, las autoridades detenían a dos sospechosos del robo.

La tesis de la Policía fue que los delincuentes de poca monta habrían robado los camiones sin saber qué carga llevaban, para abandonar luego el contenido al darse cuenta de que estaban siendo intensamente buscados por todo Hollywood. La Academia comprobó horas después la autenticidad de las estatuillas, todavía envueltas en su embalaje original.

Según contó a los medios Willie Fulgear, se interesó por una caja para su supuesta futura mudanza y descubrió en el interior de una 52 de las estatuillas en perfecto estado. «Cuando la abrí… ¡vi un Oscar! ¡Todo el mundo sabe lo que es eso!», señaló Fulgear, que primero se llevó las cajas a su casa y desde allí llamó no a la policía, sino a una emisora de televisión local que, una vez con las cámaras en el lugar, se puso en contacto con los investigadores.

Fulgear se jactó de que tenía «más Oscars que cualquiera de las estrellas de cine».

Nunca se supo si la Academia de Hollywood entregó en la ceremonia las estatuillas encontradas o las que contra reloj se mandaron a hacer para sustituir a las robadas.

Aclamado como el hombre que «salvó» los Oscar, Fulgear se llevó 50 mil dolares y fue invitado de honor a la ceremonia. En una entrevista, contó que el mismísimo Arnold Schwarzenegger se acercó a conocerlo y le dijo: «Willie, te has convertido en una estrella».

Pero un año más tarde, en una entrevista con la revista Variety,  dijo que «deseaba poder dar marcha atrás al reloj» cuando era solo otro adicto a la chatarra de Los Ángeles.

Luego de conseguir un asiento de privilegio en la gala rodeado de las estrellas más importante del cine y ser presentado desde el escenario  por Billy CrystalFulgear contó que la prensa comenzó acosarlo y a mentir sobre él. Incluso, algunos medios cuestionaron su «golpe de suerte» y  sembraron dudas sobre si él no había sido el autor del robo.

Fuente: infobae.com/Foto: salamanca24horas.com

 

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