CALIFORNIA.- Una residencia rodeada de esculturas de la Edad de Piedra, construida por una magnate jubilada en un lujoso suburbio de San Francisco, en homenaje a la familia Picapiedra, provocó una batalla legal entre las reglas del gobierno y los derechos de propiedad.
La casa tiene enormes dinosaurios erguidos junto a fantasiosos hongos en el inclinado patio trasero, un Pedro Picapiedra de tamaño real recibe a las visitas en la puerta principal y, junto a la cochera y sobre el césped, está un enorme letrero naranja, púrpura y rojo que dice “Yaba daba dú”.
La controversia ha provocado que la prensa internacional cubra el hecho y miles de personas han firmado una petición en internet para preservar la llamativa propiedad que es visible desde una carretera cercana.
La casa de 254 metros cuadrados (2.730 pies cuadrados) en sí no está en riesgo, pero el pueblo de Hillsborough dice que la propiedad de la multimillonaria Florence Fang es una molestia pública y una monstruosidad.
El mes pasado, las autoridades presentaron una demanda en una corte estatal para obligarla a quitar las esculturas que instaló sin permiso en su jardín.
La abogada de la mujer de 84 años dijo que las autoridades esnobs quieren quitarle el derecho constitucional a Fang de disfrutar su jardín y promete que luchará enérgicamente.
“La señora Fang ha hecho sonreír a la gente, les ha dado alegría. ¿Qué no gusta de Dino, que se comporta como un perro?”, dijo Angela Alioto, antes supervisora de San Francisco. “¿Qué le pasa a esta gente?”.
Mark Hudak, abogado de Hillsborough, dice que el pueblo se enorgullece de su ambiente rural y boscoso, y que hay reglas “para que los vecinos no tengan que ver tu versión de lo que te gustaría tener y tú no tengas que ver la suya”.
“Ya sea que construya un proyecto con divertidos personajes de caricaturas, esculturas Rodin o cualquier otra cosa, tiene que pasar por el proceso como todos los demás”, dijo.
La casa con forma inusual, actualmente pintada de rojo y púrpura, fue diseñada por el arquitecto William Nicholson y construida en 1976. Fang, una reconocida filántropa que alguna vez editó el periódico San Francisco Examiner, compró la propiedad en junio de 2017 por 2,8 millones de dólares.(ECHA- Agencias)