Con un llamado del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a la movilización de todos los actores para abordar las «incertidumbres, los trastornos y la transformación tecnológica» en las relaciones laborales, se celebró los 100 años de creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Con el impulso de la Revolución Rusa de 1917, que empoderó a los trabajadores y los puso en la primera línea de la organización del Estado, y tras la finalización de la Primera Guerra Mundial en noviembre de 1918, el 11 de abril de 1919 se creó la OIT.
Su constitución quedó enmarcada en el Tratado de Versalles, que fijó la paz, condiciones y los compromisos para los más de los 50 Estados beligerantes en el primer gran conflicto del siglo XX.
Entre aquellos primeros postulados figuran que «el trabajo no debe considerarse meramente como una mercancía o artículo de comercio». También estableció «el derecho de asociación por razones lícitas tanto para trabajadores como empleadores», y «el pago de un salario adecuado para el empleado, que le permita mantener un estándar de vida razonable», entendido esto en el contexto de su época y país.
Si bien los actos centrales conmemorativos organizados por la OIT se realizaron este 11 de abril, habrá actividades todo el año. En Latinoamérica uno de los focos de atención estuvo en Lima, Perú, donde el organismo tiene su sede regional.
Sputnik consultó al secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores del Perú, Julio César Bazán, sobre la relevancia de la institución desde su creación a la fecha.
«Una de las grandes conquistas de la lucha de los trabajadores sin lugar a dudas ha sido la propia constitución de la OIT y a partir de ahí se han ido institucionalizando muchos de los derechos que ahora se gozan».
Se refería por ejemplo a las plataformas digitales que ofrecen servicios y que son denunciadas como nuevas estrategias empresariales para evitar la sindicalización.
No son esos los únicos desafíos por delante, tal como lo señaló a Sputnik la abogada argentina Gisela Bustos, referente de empresas recuperadas por sus trabajadores.
«Los trabajadores de estas empresas recuperadas siguen siendo trabajadores y claramente la OIT debe abrazar y proteger sus derechos».
La profesional explicó que al igual que ocurre en otros países, pero particularmente en Argentina, «cuando los trabajadores recuperan una unidad productiva, una empresa una fábrica, quedan excluidos del sistema de representación sindical».
Y dada la composición de la OIT, sino se está al amparo de alguno de los tres componentes de su gobierno, no es posible recurrir a ese foro.
Actualmente la OIT está integrada por 187 países, y desde sus inicios está concebida como un organismo de conducción tripartita. Cada Estado está representado por cuatro delegados: dos propuestos por los gobiernos, otro por los sindicatos y el restante por los empleadores.
«Este es un reclamo que se pone más que nada sobre el tapete al calor del centenario de la OIT y del lema con el que convoca a discutir, que es justamente el futuro del mundo del trabajo», apuntó Bustos.
«Estamos convencidos que las empresas recuperadas tienen mucho para decir sobre el futuro del trabajo a raíz de la experiencia que se vienen haciendo desde hace muchos años»,concluyó.
Para el dirigente sindical queda mucho por hacer. Se precisa «una OIT más contundente (…) tenemos mucha expectativa de que el conjunto de los trabajadores a nivel global logren en la próxima conferencia un instrumento que proyecte mejores condiciones para los siguientes años».
En este sentido afirmó que «somos conscientes de que vamos a enfrentar» nuevas formas de relaciones laborales y que «no debería haber obstáculos que nos detengan en la posibilidad del fortalecimiento organizativo». (Sputnik)