LONDRES.- Las personas sin hogar de Londres ya no reciben donativos de los peatones. «No tengo suelto», les dicen. Y, aunque suena a excusa, es realmente el reflejo de una sociedad en la que ya casi nadie lleva efectivo en sus bolsillos.
Pero, ¿y si la tecnología permitiera que este colectivo pudiera seguir recibiendo limosnas sin necesidad de que los viandantes llevaran el dinero encima?
Ahora, con tan solo un móvil y un código QR o de respuesta rápida escaneable, la española Irene López y su equipo lo hacen posible en «Giving Streets» (Dando a las calles), una app que lanzarán en la capital británica el próximo septiembre.
«El futuro del dinero es virtual», sentencia López en una entrevista con Efe, «y nosotros no podíamos mirar hacia otro lado mientras había personas que estaban siendo excluidas de una realidad en la que cada vez es más difícil ser espontáneo a la hora de dar donativos».
Ante este escenario y con el fin de fomentar una sociedad sin efectivo más inclusiva, surgió el proyecto «Giving Streets» hace dos años, cuando esta socióloga industrial y sus compañeros se dieron cuenta de que era un «problema global» que se hacía más evidente en países como el Reino Unido, el tercero del mundo con menos dinero en metálico.
Para López y sus socios, la solución a esta exclusión social estaba en la tecnología, en las aplicaciones móviles y, concretamente, en los códigos QR (Quick response – Respuesta rápida), que son códigos de barras bidimensionales que, al escanearlos, se obtiene un acceso inmediato a su contenido.
«Decantarnos por este formato en lugar de por los pagos contactless convierten a la iniciativa en un proyecto mucho más sostenible, flexible y barato, pues no dependemos de ningún terminal con hardware que necesita conexión y que consume energía», explica López.
«Giving Streets» empieza con un simple gesto: sacar el teléfono móvil, y su fórmula es muy sencilla: abrir la cámara, escanear -fotografiar- el código QR que te remite a una página web y, por último, donar la cantidad que se quiera tras un proceso de registro o bien de forma anónima.
De esta forma, se produce una transacción virtual que solo consta de dos elementos clave: un teléfono móvil en manos del sujeto que da y una tarjeta de papel intransferible y personal con dicho código QR en las del beneficiario, a quien se la ha otorgado previamente una de las organizaciones benéficas, hostales o entidades asociadas al proyecto.
En este sentido, López destaca la importancia de estos intermediarios, que actúan como canales de distribución y que se encargan de registrar e identificar a aquellas personas sin hogar que viven de las propinas, para garantizar al usuario un proceso transparente y fiable.
«La tarjeta con el código QR del receptor actúa de cartera digital en la que el dinero que les donan se va acumulando y esta cantidad virtual se puede luego canjear, por ejemplo, por una comida en un supermercado o por una noche en un hostal», explica López sobre el procedimiento de «Giving Streets» que, en ningún caso, incluye efectivo.
De este modo, se elimina al mismo tiempo la barrera digital de acceso a nuevas tecnologías que existe para los sintecho, pues estas no tienen la obligación de disponer de un dispositivo móvil o electrónico para recibir la propina, simplemente deben tener a su disposición una tarjeta de papel.
En este punto, la española también subraya la posibilidad de hacer microdonaciones «para que los ciudadanos con menos recursos o la gente joven pueda transferir cuotas pequeñas si así lo desea».
Más allá de la dádiva que se tramita de forma instantánea, «Giving Streets» también ofrece al emisor un panel de seguimiento del dinero que ha traspasado.
«El individuo que da sabe dónde se va a invertir su ayuda gracias a un bucle de retroalimentación que le notifica dónde se ha gastado la limosna, un aspecto que genera una respuesta positiva en el espléndido y le hace sentirse cómodo dando porque tiene información del destino de su donación», expresa López, quien agrega que existen controles que prohíben gastar en alcohol entre otros.
Esta solución moderna solo cuenta con dos inconvenientes, según asegura la española, que son la adopción y la financiación.
La primera es cuestión de tiempo y, para la segunda, López y su equipo van a llevar «Giving Streets» la primera semana de mayo a Ámsterdam (Países Bajos), donde tendrá lugar la final del concurso «The Chivas Venture» al que han llegado tras proclamarse vencedores el pasado diciembre del premio a los emprendedores del año en Inglaterra.
En especial, la cofundadora es positiva respecto al «Voto del público», pues espera que numerosas personas visiten «Giving Streets» para apoyar su iniciativa antes del 30 de abril y ganar así los 100.000 dólares (88.880 euros) de esta categoría.
Esta recompensa económica la destinarían en un futuro a convertir las tarjetas de código QR en huchas de ahorro para ayudar a las personas sin hogar a pagar un alquiler gracias a las donaciones voluntarias de la gente.
EFE