NUEVA YORK.- Anna Sorokin logró el sueño de muchos, vivir con la opulencia nunca imaginada, a base del engaño; pero algo no cuadraba en su historia de heredera europea… Y cayó.
Era joven, heredera de una gran fortuna en Alemania, vivía en hoteles de lujo y frecuentaba las fiestas más exclusivas de Nueva York. La vida de Anna Delvey era el sueño de muchos. Hasta que se descubrió que todo era una mentira y ahora se enfrenta a años de cárcel.
El nombre de Anna era prácticamente lo único real en la vida de película de esta mujer de 28 años. No lo era su apellido, Sorokin, en realidad; ni su país de origen, Rusia y no Alemania; ni mucho menos su supuesta fortuna.
Pese a ello, durante años se ganó la amistad de las élites de Nueva York, donde desembarcó en 2014 llena de confianza en sí misma y equipada con un arma que en la Gran Manzana resulta casi siempre irresistible: propinas de 100 dólares.
Los billetes volaban para todo el mundo, para conductores, empleados de hotel, camareros… La joven se codeaba con artistas, famosos y millonarios, frecuentaba exclusivos restaurantes y vestía ropa de los mejores diseñadores.
El gran proyecto de Anna Delvey era abrir en Manhattan un espectacular club privado, una inversión de más de 40 millones de dólares y que iba a diseñar Gabriel Calatrava -hijo del conocido arquitecto español-, a quien conoció en octubre de 2015 y que terminó por testificar en el juicio en contra de la joven.
Finalmente el proyecto quedó en nada. Anna buscó financiación en bancos y fondos de inversión y, aunque logró engañar a una entidad para darle una línea de crédito de 100.000 dólares, no consiguió los millones de dólares que buscaba.
La supuesta fortuna familiar nunca apareció por ningún sitio, porque no existía. Según varios medios, su padre es un antiguo camionero ruso que emigró a Alemania con su familia y que tiene un pequeño negocio de calefacción y aire acondicionado.
Durante años, ayudó económicamente a la joven, que antes de llegar a Nueva York pasó un tiempo en París como becaria en una revista francesa de moda y arte.
Sin embargo, el aura de glamur y las mentiras funcionaron durante mucho tiempo, con Sorokin trampeando sus grandes gastos y manteniendo un tren de vida imposible, siempre bajo promesas de alguna transferencia que tenía que llegar desde Europa.
El castillo de naipes comenzó a desmoronarse a comienzos de 2017, cuando se trasladó a vivir a un hotel de cinco estrellas en el Soho neoyorquino, donde se instaló en un habitación de 400 dólares la noche y donde acumuló una deuda de unos 30.000 dólares.
El establecimiento -al que de alguna manera consiguió pagar- terminó por echarla de allí, pero Sorokin no se dio por vencida y se trasladó a un nuevo hotel de lujo y luego a otro.
Finalmente, en junio de 2017 fue arrestada tras haber dejado sin pagar una factura de 11.518 dólares en uno de ellos y después de intentar irse sin abonar la cuenta de un restaurante.
Las deudas que había ido dejando afectaban no solo a negocios, sino también a particulares, como una fotógrafa neoyorquina de la que se hizo amiga y a la que invitó a un lujoso viaje a Marruecos junto a otras dos personas.
Sorokin había ofrecido pagar por todos los gastos, pero a la hora de la verdad sus tarjetas de crédito no funcionaban y convenció a su amiga para que pusiese la suya, bajo promesa de que le reembolsaría el gasto rápidamente.
La cuenta que nunca pagó -incluidos billetes de avión, hotel, compras y comidas- alcanzó los 62.000 dólares, más de lo que la mujer ganaba en un año, según relató la víctima en un artículo en Vanity Fair.
Poco después de su publicación, en mayo de 2018, la revista New York sacó a la luz toda la historia de Sorokin, en una larga crónica cargada de testimonios de personas que habían interactuado con ella a lo largo de los años.
Esta semana, tras un mes de juicio, Sorokin fue finalmente declarada culpable de varios cargos, acusada de robar más de 200.000 dólares y de intentar quedarse con millones más a través de varios fraudes.
«Como se ha demostrado en juicio, Anna Sorokin cometió verdaderos crímenes de guante blanco durante el curso de su larga farsa», señaló en un comunicado este jueves el fiscal del distrito, Cyrus Vance.
Los crímenes, entre ellos gran robo en segundo grado, pueden acarrear una pena de hasta 15 años de cárcel. Sorokin conocerá su castigo el próximo 9 de mayo.
EFE/Foto: nypost.com