WASHINGTON.- El ex vicepresidente demócrata, Joe Biden sigue prendiendo alarmas en los que apoyan de reelección del presidente Donald Trump, al obtener una recaudación de US$6.3 millones, en el primer día de campaña y causando preocupación en las filas del mandatario.
No solo fue su mensaje de lanzamiento con el que puso a al mandatario contra las cuerdas y al cual el magnate no pudo resistir haciendo peor las cosas, sino que se suma la recaudación millonaria, con lo que ha logrado el récord de recaudación entre los aspirantes del partido demócrata.
Según anunció su equipo de campaña en un comunicado, el 97% ciento de las donaciones fueron a través de internet, por cantidades inferiores a los 200 dólares y procedieron de todos los territorios del país.
Los aspirantes demócratas que hasta ahora habían reunido más fondos en su primer día de campaña son el senador Bernie Sanders, con $5.9 millones de dólares, y el excandidato al Senado por Texas Beto O’Rourke, quien recaudó poco más de 6 millones.
En su presentación ell tuit del que fuera vicepresidente durante el mandato de Barack Obama (2009-2017) iba acompañado de un vídeo titulado: “J Joe Biden para presidente: EEUU es una idea”.
“Los valores fundamentales de esta nación, nuestra posición en el mundo, nuestra democracia, todo lo que ha hecho que Estados Unidos sea Estados Unidos, está en juego. Es por eso que hoy anuncio mi candidatura para la Presidencia de Estados Unidos”, anunció con un mensaje inicial más centrado en la urgencia de derrotar a Trump que en propuestas políticas concretas.
El exvicepresidente no explicó qué le hace el candidato idóneo para vencer a Trump, pero su campaña apuesta por la combinación entre su experiencia de Gobierno y el tirón que siempre ha tenido entre los votantes blancos de clase trabajadora.
La victoria de Trump en 2016 se debió en gran parte a una estrecha ventaja en tres estados clave: menos de 80,000 votos repartidos entre Michigan, Wisconsin y Pensilvania.
El hecho de que Biden haya programado su primer acto de campaña para el lunes en Pittsburgh, en pleno corazón industrial de Pensilvania, desvela un afán de conquistar a los votantes demócratas e independientes que, desilusionados, optaron por Trump en 2016. (ECHA- Agencias)