BERLÍN.- Diez años después de su autoproclamación de independencia, Kosovo -el Estado inviable y prácticamente fallido que siguiendo una política en los Balcanes para sofocar la llama nacionalista, regresa a la agenda internacional y amenaza a la estabilidad europea.
La canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron -la primera como madrina de Prístina; el segundo como amigo histórico que siempre ha sido Francia de Belgrado-, se han reunido este lunes en Berlín con los jefes de Estado y de Gobierno de ambos países balcánicos para rebajar la tensión entre Serbia y su antigua provincia de mayoría albanesa.
«Encontrar una solución al conflicto en los Balcanes Occidentales va en el interés de toda Europa. De la estabilidad en los Balcanes depende de nuestra estabilidad. No podemos dejar que los problemas aumenten», dijo la canciller, en referencia a los conflictos que siguen anidando en una región inestable.
Tras dos décadas de paz, la región sigue siendo un mosaico de Estados débiles, con fuertes sentimientos nacionalistas y odio étnico. Y carcomidos por la corrupción, como es el caso de Montenegro, donde la oposición lleva semanas tomando las calles contra un Gobierno con tantas cloacas que ni sus líderes han podido renovarse.
El actual presidente, Milo Ducakoivic, domina la vida política montenegrina desde 1997.
También el presidente kosovar, Hashim Thaci, es un viejo conocido. Fue uno de los fundadores del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), grupo que se financió con actividades de la mafia albanesa y culpable, según Serbia, del asesinato de más de 10.000 civiles.
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«Nuestra prioridad es lograr que Belgrado y Prístina retomen el diálogo y que los contactos bilaterales se realicen de una manera más pragmática, menos emocional», ha declarado Macron antes de la celebración de la cumbre, a la que se sumaron los líderes de Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Croacia y Eslovenia, además la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, en representación de la UE. (ECHA- Agencias)