MEDELLÍN (Colombia).- La crisis venezolana calentó este jueves la 49 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se celebra en Medellín donde Uruguay se retiró de la primera sesión plenaria en rechazo al estatus que el organismo dio a la representación del país petrolero.
Nada más empezar la reunión y después de que el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, abriera el debate, el subsecretario de Relaciones Exteriores de Uruguay, Ariel Bergamino, anunció la retirada de su país de la Asamblea porque considera a la OEA «desnaturalizada» en la discusión de la crisis venezolana.
«A partir de esta situación que desnuda un progresivo y sistemático vaciamiento de la institucionalidad y la normativa de esta organización, Uruguay se retirará de esta Asamblea», manifestó el diplomático ante la plenaria.
El protagonismo de Venezuela en la cita continental estaba cantado, pero la decisión de Uruguay tomó por sorpresa a la Asamblea.
El diplomático explicó que la disconformidad de su país no se resume al hecho de que en la reunión esté presente una delegación que representa al Parlamento venezolano, ya que la OEA no reconoce la legitimidad del Gobierno de Nicolás Maduro, sino al manejo que la Secretaría General, encabezada por el también uruguayo Luis Almagro, da a la crisis.
En los últimos dos años la OEA ha emitido cuatro resoluciones contra el régimen de Maduro, la más reciente de las cuales fue la de abril pasado que aceptó el nombramiento de Gustavo Tarre como «representante permanente» por designación de la Asamblea Nacional presidida por Juan Guaidó.
En la Asamblea General la delegación de Venezuela está conformada por Tarre; el representante de Guaidó en el Grupo de Lima, Julio Borges, como jefe de misión, y Carlos Vecchio, «embajador» ante EEUU, entre otros.
«La Secretaría General en los últimos años se ha extralimitado en sus funciones y ha tenido una concepción un poco laxa, un poco no, bastante laxa, de lo que es la normativa y la institucionalidad de la OEA«, afirmó el jefe de la delegación uruguaya a periodistas.
Pese a que no se retiraron del recinto, las delegaciones de México, Nicaragua y Bolivia también dejaron ver su descontento con la representación venezolana y anunciaron que se reservan el derecho de no reconocer las decisiones en las que participen los enviados de Guaidó.
Incluso, México y Nicaragua indicaron que pueden poner una nota de pie de página en los documentos para dejar constancia de su posición.
No obstante, otras delegaciones como las de Argentina, Brasil, El Salvador y Colombia criticaron a Maduro y revalidaron su apoyo a Guaidó.
Al respecto, el director para América Latina de la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, manifestó en una entrevista con Efe que la Asamblea General de la OEA será vital para «seguir acelerando ese proceso de una transición» para que Maduro deje el poder y se realicen nuevas elecciones.
Otro motivo de controversia fue la crisis de Nicaragua, cuya delegación rechazó que sea incluida en la agenda de la Asamblea porque lo considera una «interferencia» en sus asuntos internos.
«El Gobierno de la República de Nicaragua reafirma su rechazo a la inclusión del tema de la situación de Nicaragua en el proyecto del temario (…) por considerar que continúa siendo un acto de interferencia en los asuntos internos de Nicaragua», afirmó el ministro asesor del presidente Daniel Ortega para las Relaciones Internacionales, Valdrack Ludwing Jaentschke.
Sin embargo la Asamblea, que se clausura mañana, tiene pendiente de aprobación una resolución en la que reitera la preocupación de la OEA «por el deterioro de las instituciones democráticas y los derechos humanos» en Nicaragua.
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