MADRID.- «Esta m… me supera» es el último cómic de Charles Forsman y Netflix ya prepara una serie sobre la obra, tras el éxito que alcanzó la adaptación televisiva de «The End of the Fucking World», la primera novela gráfica del autor estadounidense.
Con «Esta m… me supera», que acaba de publicarse en España de la mano de Roca Editorial, Forsman ahonda en su interés por retratar las frustraciones de la adolescencia y, aunque el autor reconoce que su trabajo «a veces es involuntariamente cómico», su última novela gráfica ofrece una nueva aproximación a los desencantos de la pubertad con un relato que «es más drama que otra cosa», según ha explicado a Efe.
La serie de Netflix adoptará el título original del cómic, «I Am Not Okey With This», y contará en la dirección con Jonathan Entwistle, que ya estuvo al frente de «The End of the Fucking World».
Estará protagonizada por Sophia Lillis («It», «El sueño de una noche de verano») y Wyatt Oleff («It», «Guardianes de la galaxia»), un reparto del agrado de Forsman, que cree que «la amistad en la vida real» de ambos intérpretes favorecerá «la autenticidad en la serie».
«Esta m… me supera» sigue los pasos de Sydney, una quinceañera depresiva, enamorada de su mejor amiga e incapaz de convivir con su madre. Sydney, además, esconde un secreto más allá de sus problemas: es capaz de transformar toda su rabia contenida en manifestaciones de dolor físico hacia los demás.
«Había estado haciendo muchas historias de género adolescente y pensé que sería interesante introducir un elemento sobrenatural en mis cómics», cuenta Forsman, que se formó en el prestigioso Center for Cartoon Studies de Vermont y ha ganado en tres ocasiones los premios Ignatz, que reconocen la excelencia en el ámbito del cómic independiente.
El autor admite la influencia de la película «Scanner» (David Cronenberg, 1981) a la hora de incluir en la trama poderes telequinéticos, ya que «Scanner es una de las mejores películas sobre mutantes y quería hacer mi propia historia sobre X-men, aunque más centrada en la ansiedad y no tanto en héroes».
Como ya hiciera con «The End of the Fucking World», Forsman recurre a un estilo minimalista que bebe «de las primeras tiras cómicas de la prensa norteamericana».
Aplaude «el trabajo que Netflix hizo con ‘The End of the Fucking World'» y confiesa «no preocuparse demasiado con los detalles de la adaptación», aunque reconoce que su «mayor miedo está en que el tono de la serie se aleje de lo que expreso en mis páginas».
Un tono que en principio «estaba pensado para un público adulto», pero que con la adaptación televisiva de «The End of the Fucking World» ha sido descubierto y aceptado por el público joven, «lo que de alguna manera valida las historias, porque significa que están sonando como ciertas para los adolescentes», según su autor.
EFE