Unas muestras de ADN encontradas en esqueletos de hace más de 3.000 años desvelaron nuevos datos sobre los filisteos, conocidos por su enemistad ancestral con los israelitas que es mencionada en el Antiguo Testamento.
El arqueólogo Michael Feldman extrajo el material genético de 10 esqueletos que fueron enterrados en Ashkelon, una antigua ciudad portuaria de los filisteos que se encuentra en el moderno Israel.
En su artículo, Feldman y sus coautores llegaron a la conclusión de que los filisteos procedían del sur de Europa, de donde huyeron cuando empezaron a colapsar las sociedades de la Edad de Bronce hace más de 3.000 años.
Gracias a las muestras extraídas de los esqueletos determinaron que los filisteos se trasladaron a la región del Mediterráneo oriental hace unos 3.400 o 3.150 años, pero su rastro genético desapareció rápidamente debido a su integración entre la población local.
Los científicos del Instituto Max Planck de las Ciencias de la Historia Humana en Alemania concluyeron que harían falta unas muestras de ADN adicionales para determinar con una mayor precisión el origen exacto de los filisteos.
Es una tarea complicada, pues el ADN no se conserva bien en regiones cálidas y secas, como es el Oriente Medio. En este estudio fueron utilizadas las muestras de ADN de los filisteos que vivían al final de la Edad de Bronce y se determinó que sus huellas genéticas se desvanecieron al final de la Edad de Hierro.
Los hallazgos presentados por los investigadores alemanes representan un gran valor debido al velo de misterio que rodea al pueblo de los filisteos.
De hecho, vista la ubicación de sus poblados y la consonancia fonética, algunos expertos afirman que hay una relación directa entre los filisteos y el pueblo palestino actual. Y es que en el siglo I d. C, cuando los israelitas fueron expulsados de estas tierras por los romanos, todo el territorio sur del Levante mediterráneo pasaría a ser conocido como Palestina, término derivado del nombre de los filisteos.
Fuente: sputniknews.com