Alejandro Sanz ha echado el cierre esta noche en Compostela, donde nació su abuelo paterno, a la gira española de su álbum más reciente, titulado sencillamente «El disco», su duodécimo trabajo de estudio, que ha sido grabado en Miami bajo la producción de Julio Reyes Copello y Alfonso Reyes con la colaboración directa de la Orquesta de Praga.
Tras su flamante paso por ciudades como Sevilla, Barcelona, Madrid o Elche, y antes de arrancar su tour internacional por Estados Unidos, el compositor madrileño, que admite que siempre ha sido realmente malo bautizando sus discos, ha desembarcado en la capital gallega acompañado de su banda para interpretar canciones de su última entrega («Mi persona favorita», «Azúcar en un bowl», «Back in the city») que ha trufado con algunos de sus clásicos más reconocidos.
Al ritmo de «Hoy que no estás», Sanz, un hombre con un palmarés de 25 millones de copias vendidas en todo el mundo que acabó acudiendo a clases de guitarra porque estaba cerrado el centro de kárate donde iba a apuntarlo su madre, arrancó un concierto que encandiló a las cerca de 20,000 personas que se congregaron en Santiago, último destino del tour de Sanz por España.
A lo largo de las más de dos horas que ha durado el show, el vocalista ha dedicado numerosos guiños a los asistentes, a los que ha hecho vibrar desde los primeros acordes de temas como «Y si fuera ella», «Capitán tapón» o «Mi marciana».
La gran sorpresa de la noche ha llegado no obstante de la mano de dos de los artistas invitados.
Así, Antonio Orozco ayudó a calentar motores al inicio de la función compartiendo «Aquello que me diste» con Sanz. Y Luis Fonsi, igual de vitalista que el anterior, hizo lo propio con «Yo no tengo nada».
El reparto de invitados con el que Alejandro Sanz ha querido clausurar su tour se completó asimismo con la presencia en el escenario de Ana Guerra, de la gallega Miriam Rodríguez y de Judith Nedderman.
A coro, el público ha acompañado a Alejandro a lo largo de un recorrido por su trayectoria, -respetada por público y crítica-, en el que no han faltado triunfos tales como «Deja que te bese» o «El alma al aire».
La luz y el sonido han marcado una cuidada puesta en escena en la que se han podido leer mensajes de concienciación con el medio ambiente y por ende en contra de la contaminación de los océanos.
Algunos de los presentes en el recital del Monte do Gozo llevaban cerca de una semana haciendo cola para ocupar las primeras filas, aunque el último día aún quedaban entradas disponibles a la venta.
Sanz se ha despedido de todos ellos, como viene siendo habitual, con uno de los títulos que han marcado su periplo hasta hacerlo universal, «Corazón partío», el que superó la barrera del idioma y fascinó al planeta; no en vano, supuso un antes y un después en su vida artística.
Las siguientes fechas en el calendario del compositor lo llevarán a EEUU, donde tiene previsto ofrecer dieciséis conciertos en localizaciones como Nueva York, Miami o Los Ángeles.
Hasta entonces, en la milenaria ciudad del Apóstol, el público le ha agradecido una noche para el recuerdo.
EFE/Ana Martínez
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