Se llegó al umbral del título pero no se logró la Copa América al caer en la definición ante un adversario como Brasil que tuvo que recurrir a sus pergaminos e imponer el peso de su historia para hacerse del triunfo ante un Perú luchador y digno subcampeón de América.
La campaña peruana en la Copa América Brasil 2019 tuvo un comienzo destartalado con la goleada sufrida ante el propio Brasil por 5-0 y saber sobreponerse al inesperado resultado para llegar hasta el partido definitorio con oxígeno para intentar la hazaña de arrebatarle a los brasileños el título en su propia casa.
El empate con los venezolanos y la victoria ante Bolivia en la fase de grupos fue un tránsito por el pasillo de los equipos que matizan sus derrotas con saber erguirse a pesar de que el camino se encuentra minado.
La inmensa capacidad de remover los escombros y ponerse de pie fue admirable en el once bicolor. Lo que hizo ante Uruguay y luego el envión anímico al sacar a Chile de la disputa por el título, permitió evaluar que Perú estaba hecho de fina madera.
Contra Uruguay fue un arrebato de rebeldía para liquidar a los charrúas en los penales con Pedro Gallese colosal para parar un penal a Luis Suárez, uno de los mejores delanteros del mundo.
Contra Chile fue Perú un equipo triturador para golear al vigente campeón de la Copa América y librarse del mal inicio, subir un escalón grandioso y ser el equipo protagonista con todo el derecho de ser aspirante a colgarse la medalla de oro.
Total se perdió 3-1 con Brasil pero no hay que hacer un drama por un resultado que no denotó superioridad manifiesta sino una corta diferencia de fuerzas parejas en largos momentos en que Perú fue el que manejó el partido.
Se acabó la Copa América en medio de una alegría sin desbordes porque había un escondido deseo de llegar al título cuando ese crecimiento todavía no acaba de ser con el DNI de la mayoría de edad. (Hugo Laredo).