LOS ÁNGELES (EEUU).- Biólogos conservacionistas que se han esforzado en salvar al cóndor californiano están celebrando el nacimiento del polluelo N° 1,000 en los acantilados del parque Angels Landing, en Utah, ya que en 1982 solo quedaban veintidós ejemplares vivos de esta especie en el mundo.
«Estamos muy emocionados de escuchar acerca de este hito monumental en el programa de recuperación del cóndor californiano», dijo en un comunicado el coordinador del programa de conservación de aves de la División de Recursos de Vida Silvestre de Utah, Russ Norvell.
El festejo por el nacimiento del polluelo 1,000 no es una exageración si se tiene en cuenta que el cóndor californiano existe desde hace más de 40,000 años en una gran parte de América del Norte, y es además el ave más grande de esta parte del continente americano.
Al contrario de los mamuts, el ave logró vivir todos los cambios del clima en estos miles de años, pero desde la década de los años 60 del siglo XX el número de esta especie comenzó a descender drásticamente.
La mayoría de estas aves murieron a causa de envenenamiento por plomo.
Para la década de los años 80, el número de cóndores californianos vivos se había reducido a veintidós, por lo que biólogos y ecologistas se unieron para salvar la especie y decidieron capturar a todos los ejemplares a su alcance para protegerlos.
En abril de 1987, el último cóndor californiano en libertad fue capturado y puesto en un programa de cría en cautiverio, que ha tenido gran éxito en la reproducción de aves en peligro de extinción en California y Arizona.
Los biólogos estiman que el huevo del polluelo 1,000 fue puesto a mediados de marzo pasado, y eclosionó a principios de mayo.
La madre es una hembra identificada con el número 409, que nació en el 2006 en el Zoológico de San Diego y fue liberada el 2008, mientras el padre eclosionó el 2009 y se juntó con la hembra hace dos años.
Los ecologistas destacan la unidad familiar que desarrollan estas aves, pues los cóndores machos comparten las labores de incubación con la hembra por unos 57 días aproximadamente.
Los pichones son alimentados con carne regurgitada llevada por ambos padres.
Los cóndores californianos jóvenes toman su primer vuelo entre los cinco y seis meses de edad, pero pueden permanecer en el área del nido hasta durante un año.
Con una envergadura de casi tres metros pueden volar a una velocidad de más de 80 kilómetros por hora, y viajar más de 160 kilómetros por día en busca de comida.
Esta ave puede vivir hasta 60 años en libertad y generalmente anida en cuevas o en rocas salientes, donde pondrán un solo huevo.
En el mejor de los casos, una pareja de cóndores californianos tiene una cría cada dos años, lo que hace aún más lento el proceso de repoblación.
«Después de más de dos décadas de esfuerzos para restaurar los cóndores en el sudoeste, es bueno tomarse un momento para reflexionar sobre el progreso, que aunque es lento es constante», dijo en un comunicado Chris Parish, director de conservación de The Peregrine Fund, una organización sin fines de lucro con sede en el Condado de Ada, Idaho.
La población de cóndores californianos vivos cuenta ahora con más de 500 habitantes. Más de la mitad de estas aves vuelan en libertad en California, Arizona, y Utah.
El Departamento de Pesca y Fauna Silvestre de California reportó que el primer nido de cóndores californianos libres en más de 100 años en el centro del Estado Dorado fue documentado en el 2006.
A cada ave, ya sea producida en la naturaleza o en cautiverio, se le asigna un número en libro de estudios para diferenciarla de las demás.
Así, el último en ingresar en la lista este mes fue el polluelo 1,000, después de que se confirmara que estaba vivo.
La intoxicación por plomo sigue siendo la causa principal de la mortalidad del cóndor y un obstáculo para la recuperación de la población, destacan los conservacionistas en el comunicado.
Por su parte, Parish recalcó que «aún tienen un largo camino por recorrer, pero hoy celebramos este hito».
Efe/Ana Milena Varón
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