No hay un deporte como el fútbol donde todos opinamos y, aunque parezca increíble, todos queremos tener la razón. Sea a la hora de discutir un resultado o de formar un seleccionado ideal mirando siempre a los compatriotas que actúan en el exterior y que solo se limite a ganar como rezaba el primer y único mandamiento de Carlos Salvador Bilardo. Decía, a propósito, Albert Camus, “la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga, pero el máximo goleador de un campeonato termina siendo el mejor poeta del año”.
Los aficionados peruanos han pasado por una serie de circunstancias futbolísticas que no la habían vivido varias generaciones juntas desde hace 36 años. Vale decir de España 82, que fue el último Mundial al que asistimos hasta Rusia 2018 con Ricardo Gareca como entrenador y del que nos fuimos eliminados muy rápido. Pero llegó la Copa América de Brasil donde, hay que decirlo, el subcampeonato fue un logro que a todos nos llenó de orgullo porque caímos ante el anfitrión, pentacampeón del mundo, lo cual es decir palabras mayores.
Reconociendo que futbolísticamente no tenemos un mundo de jugadores actuando en el exterior, apenas hoy son 28 -con dos de ellos actuando en Segunda División- continuamos pues careciendo de verdaderas bases como para esperanzarnos en que se vuelva a dar una clasificación mundialista para Qatar 2022. Ojalá me equivoque pero por el pobre rendimiento de esta Selección Sub-23 de Nolberto Solano en los actuales Juegos Panamericanos, es poco alentador el panorama que se vislumbra. Muchísimo tendrá que trabajar Gareca y su comando técnico para volver a tener en nuestro haber dos Mundiales consecutivos como lo fueron Argentina 78 y España 82. Paolo Guerrero y Christian Cueva son nuestros dos solitarios abanderados en el fútbol brasileño ya que un tercero (Miguel Trauco) se fue a Francia esta última semana dejando atrás un campeonato tan competitivo como el que se juega en la tierra de Pelé.
En el fútbol alemán Claudio Pizarro juega ya sus últimos cartuchos y salvo España donde Luis Advíncula es el solitario exponente de nuestra raza futbolera, después no hay más en la Liga del Real Madrid y del Barcelona. Y menos en la Liga Premier de Manchester United, etc.
De lo que nos dejó Rusia 2018 al presente hay que decirlo -con tiempo- en la tremenda desventaja en que nos hallamos frente a otros países sudamericanos. Esto si nos regimos a que siempre los futbolistas que actúan en el exterior terminan siendo la base para el seleccionado titular.
Los claros ejemplos abundan: solo Colombia tiene 327 fuera de sus fronteras (234 en Sudamérica); Chile 77 (26 de ellos en un campeonato por demás atrayente como el mexicano); Ecuador tiene 58 de los cuales como seleccionables 11 juegan en México, 19 en Europa, dos en Asia y uno en África. Y es Ecuador el que tanto nos complica en las Eliminatorias.
Ni qué decir de Uruguay que ve jugar en canchas extranjeras a 288 de sus jugadores no obstante contar con una población de 3 millones 449,299 según su último censo mientras que nosotros con 33 millones 104,118 es decir 100 veces más, los orientales en jugadores en el exterior nos superan en un número de ¡260! Ni más ni menos.
Por el lado de Paraguay hay 21 seleccionables actuando por diversos estadios del mundo. Su actual entrenador, el argentino Eduardo Berizzo, no tendrá problema alguno a la hora de elegir porque prácticamente tiene formada su selección mirando hacia fuera y sin contar a los grandes valores del campeonato local. Y cuidado con Venezuela que para las pasadas Eliminatorias tenía a ¡22 jugadores! actuando en canchas extranjeras, especialmente Europa.
La Copa América a disputarse el 2020 en Argentina y Colombia entre el 12 de junio al 12 de julio será el verdadero termómetro de cuán intactas siguen nuestras esperanzas por seguir avanzando hacia Qatar 2022. Estamos en el Grupo Norte con Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela y un país invitado (Qatar o Australia).
Por ahora qué el mérito de nuestros actuales seleccionados con Paolo a la cabeza se siga manteniendo firme a costa de los años que ya carga encima (35) lo mismo que Jefferson Farfán (34) pero con la clara señal que muchísimo tendrá que bregar Gareca siguiendo un Campeonato de Primera División de 16 clubes regular y sin siquiera levantar cabeza y que no pasa de una nota de 11 y, por el lado internacional viendo cómo los equipos nuestros se van muy rápido eliminados de la Copa Libertadores y Copa Sudamericana como en la pasada semana donde el campeón Sporting Cristal acabó eliminado jugando en Lima ante el Zulia de Venezuela.
Si siempre un seleccionado Sub 23 es la base que nutre al equipo de mayores ¿qué puede, entonces, esperarse de esta gente de Solano que en los Panamericanos han dado una verdadera muestra de una pobreza futbolística total? Viendo anoche su accionar sobre Jamaica no hay un solo jugador con excepción del portero Carlos Cáceda que pueda haber llenado los ojos de Gareca ¿Qué cambios para el recambio se pueden esperar de aquí para adelante? Casi nada. No hay jugadores y la situación hay que comenzarla a ver con lupa porque no toda la vida vamos a seguir dependiendo de los treintañeros Paolo y Jefferson solo para citar dos jugadores y una selección la conforman 23.
Escribe: Mario Fernández Guevara