BAGDAD.- La decisión de las autoridades iraquíes de suspender durante tres meses la actividad del canal de televisión Al Hurra, financiado por EEUU, tras la emisión de un reportaje sobre la corrupción de las entidades religiosas de Irak ha hecho saltar las alarmas sobre la libertad de prensa en este país.
En el puesto 160 de entre 180 países en el índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras, Irak es para esta organización un caldo de cultivo para el desastre: asesinatos impunes de periodistas, intimidación y un proyecto de ley que plantea penas de cárcel por publicar en internet textos contra el país o sus intereses.
La ONG advierte desde hace tiempo de que «el periodismo de investigación sobre la corrupción o la malversación expone a los periodistas a serias amenazas» en Irak, un augurio que parece haberse cumplido con la reciente suspensión de la cadena Al Hurra, lanzada en 2004, un año después de la invasión estadounidense del país árabe.
Precisamente, la televisión emitió el pasado sábado un programa llamado «Al Hurra investiga», con testimonios anónimos de activistas civiles y ciudadanos iraquíes sobre la corrupción en varias instituciones religiosas suníes y chiíes del país.
La Autoridad de Información y Comunicaciones iraquí ordenó suspender la emisión del canal basándose en la «ofensa y difamación» a esas instituciones supuestamente corruptas, pero muchos profesionales del sector y expertos han considerado que la medida amenaza la libertad de prensa.
«Es un único mensaje para todos los canales y medios: cualquiera que aborde temas similares tendrá el mismo destino», asegura a Efe el periodista Gazuan Hasan, quien ve la suspensión como un «ataque» a la libertad de prensa.
El informador relata que la corrupción revelada por Al Hurra no es una novedad. Recientemente hubo una protesta en la que los manifestantes corearon: «En nombre de la religión, los ladrones nos robaron», según Hasan.
Por ello, el periodista cree que la suspensión del canal no se debe al reportaje de investigación, sino que responde al actual contexto político, en medio de las crecientes presiones a los aliados de Irán, «sea Irak o países vecinos».
Hasan explica que el reportaje fue visto como «parte de la campaña estadounidense contra Irán», ya que fue elaborado y emitido por el canal respaldado por Washington, que este mismo miércoles anunció nuevas sanciones contra «una extensa red de distribución» de petróleo iraní.
Bagdad trata de mantener un delicado equilibrio entre sus dos principales aliados: Estados Unidos, con el que colabora en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico, e Irán, que también lo apoya militarmente pero sobre todo es un destacado socio comercial.
En 2016, las tensiones políticas también motivaron la clausura de la sede de la televisión catarí Al Yazira en Bagdad y la retirada de su permiso de emisión por «incitar la violencia y el sectarismo», según la Autoridad de Información y Comunicaciones.
El profesor de Comunicación de la Universidad Iraquí, Abdelaziz al Yaburi, se muestra convencido de que la medida contra Al Hurra es «política» y no «profesional»; pero otro profesor de la Universidad de Al Farabi de Bagdad, Kazem al Meqdadi, cree que la suspensión está justificada por el «rechazo» que causó el reportaje entre la sociedad iraquí.
Por su parte, el experto Iyad al Saíd, que trabaja en la formación de periodistas en Irak, invita a las partes a acudir a los tribunales para esclarecer la verdad.
«Hemos aprendido del periodismo de investigación que la entidad acusada de corrupción puede recurrir a la Justicia para demostrar su inocencia y que el reportero (que acusa) debe revelar a la Justicia sus fuentes secretas», detalla Saíd.
Sin embargo, admite que la prontitud en la que se ha actuado contra Al Hurra levanta «sospechas y preguntas» sobre qué motivos están detrás de la decisión, que tiene tantos detractores como partidarios.
La medida ha vuelto a levantar la polémica sobre los límites de la libertad de prensa en un país árabe donde los informadores no sufren tantas restricciones como en otros vecinos, aunque no están a salvo de presiones y amenazas y han sido víctimas además de la violencia desde 2003.
EFE/Foto: israelnoticias.com