Costa-Gavras: La idea de izquierda existe pero no hay hombres de izquierda

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SAN SEBASTIÁN/España.- Konstantinos Costa-Gavras es una de las voces más certeras del cine político y a sus 86 años mantiene ese compromiso que le lleva a analizar continuamente la sociedad. «La idea de izquierda existe, el problema es que no hay hombres de izquierda», asegura convencido.

«Todos asociamos ese concepto a una persona, a una cara, y eso no es la izquierda -apunta, incisivo en una entrevista con Efe-, la izquierda es un modo de ser de una sociedad, y la gente debe intentar sacar adelante esta idea y ponerla en marcha política y socialmente«.

Reflexiona así tras lamentar la situación actual en España, donde la falta de acuerdo entre la izquierda ha llevado a convocar nuevas elecciones. «Es una opinión personal, yo no tengo soluciones pero creo que deben unirse, porque los otros se unen muy bien, y a la derecha le digo bravo por cómo lo hacen».

Costa-Gavras, autor de títulos esenciales como «Z» (1969) o «Missing» (1986), recibirá esta noche el Premio Donostia del Festival de San Sebastián por toda una carrera de cine de compromiso social y político.

Impecable y elegantemente vestido de sport, sin corbata, con chaqueta azul marino que resaltaba su cabello blanco y sus vivísimos ojos, el director francés de origen griego, habla con Efe en castellano, buscando con pasión las respuestas sin eludir su conocido compromiso político.

Recrimina a los dirigentes de la izquierda europea que opten por hacer políticas de derecha, «que son cosas muy distintas, aunque la derecha también debe existir». «Pero -añade- yo creo en una filosofía, en una ideología, que cambie la sociedad en la dirección de aceptar que tenemos todos los mismos derechos».

Opina también que los políticos que permiten que las derechas suban, es «simplemente porque no son de izquierdas».

Pone como ejemplo de lo contrario al protagonista de su película de este año, «Adults in the Room», Yanis Varoufakis, «que no es un santo, ni perfecto, pero ha hecho, dicho y escrito cosas muy interesantes, y además -se admira- tuvo la coherencia de irse cuando Europa no estaba de acuerdo con su gobierno. Me parece interesante ese modo de vivir, resistiendo».

Hoy mismo se proyectará en el festival, con todas las entradas vendidas, este último filme, basado en el libro homónimo del exministro de Finanzas griego, que ha cancelado a última hora su visita al festival.

En la película, el cineasta convierte en una farsa, coreografía final incluida, la tragedia de la crisis de la deuda griega y relata la negociación del Gobierno izquierdista de Syriza con las instituciones europeas a partir de su victoria electoral en 2015.

«Para Europa, lo único que importa son los números», critica el director, que desvela en su cinta los entresijos de las reuniones a puerta cerrada, con mentiras y puñaladas minutos antes de comparecer en ruedas de prensa a las que Varoufakis asiste atónito.

Pese al tono de farsa, el político griego aparece como una especie de héroe en lucha contra el «establishment»: el FMI, la troika, Berlín. El «outsider» que llevaba desde el primer día en el Gobierno su dimisión preparada en el bolsillo.

Pero Costa-Gavras no solo conoce al dedillo la situación de su país de origen, también está al tanto del momento político que vive España y en ese sentido considera que, democráticamente, es contraproducente convocar elecciones «cada seis meses».

«Las elecciones repetidas les dicen al pueblo que eso tampoco funciona. No puede haber elecciones cada seis meses, hay que dar tiempo a los políticos y encontrar la solución para que duren los resultados electorales, deben unirse para resolver eso», señala.

El maestro considera que su sucesor, o el sucesor de Ken Loach, que como él supera los ochenta años, o de cualquier otro cineasta que haga cine ‘para pensar’ «lo tiene muy difícil» ahora.

«Hay que resistir, no hay otra manera; vengo de una familia muy pobre, y lo sé. Pero hay que continuar con pasión y estudiar, y estudiar, y estudiar. No se encuentran soluciones fáciles sin estudios profundos».

Costa-Gavras no sabe aún qué dirá cuando esta noche reciba el Premio Donostia: «daré las gracias», afirma con una gran sonrisa.

«Un premio es siempre una gran emoción, además son más importantes cuando no los tienes, pero cuando te lo dan, no lo olvidas. Este premio -afirma- significa para mí que puedo seguir en esta dirección».

Y, en una última reflexión, el director de «Music box» (1989) recuerda que «el cine no puede dar soluciones, eso lo hacen los políticos, pero sí podemos, con la fuerza que tiene el cine, sintetizar las situaciones, y hacerlo con una fuerza extraordinaria porque llega directamente a la gente. Son ellos los que, si quieren, pueden entender algo».

EFE

 

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