MADRID/España.- Los nuevos premios Nobel de Medicina William Kaelin, Peter Ratcliffe y Gregg Semenza desarrollan su labor en la investigación básica y su principal objetivo es entender el porqué de las cosas y generar conocimiento, según sus palabras.
Tras recibir una llamada de teléfono en la que el secretario general del Comité del Premio Nobel Thomas Perlmann les comunica la concesión del galardón, es tradición que los premiados hablen brevemente para la página web de los premios.
Los premiados por sus descubrimientos sobre «cómo las células detectan y se adaptan a la disponibilidad de oxígeno», se mostraron encantados con el premio y, aunque ganarlo es «una posibilidad con la sueñan todos los científicos, si eres realista sabes que es probable que no pase», señaló Kaelin, quien se declaró en «estado de shock».
Los estadounidenses Kaelin y Semenza, así como el británico Ratcliffe son médicos científicos, de ahí que su trabajo tenga una pata en la investigación y la otra en la practica clínica.
De hecho, Semenza opinó que «es muy importante tener gente en la frontera entre la investigación y la medicina para lograr descubrimientos que, en último término, se puedan trasladar a la práctica clínica».
Todos ellos hablan, ante todo, de la importancia de «generar conocimiento. Eso es lo que yo hago», señaló el nefrólogo Ratcliffe a lo que Kaelin añadió también la necesidad de «entender cómo funcionan las cosas».
Con sus estudios han identificado la maquinaria molecular que regula la actividad de los genes en respuesta a los niveles cambiantes de oxígeno» y allanado «el camino en el desarrollo de nuevas estrategias para combatir la anemia, el cáncer y muchas otras enfermedades», según el Instituto Karolinska, que decide el galardón.
Los nuevos nobel llegaron a su descubrimiento paso a paso, Kaelin, especialista en medicina interna y oncología, recordó que intentaba comprender los fenómenos que observaba en sus pacientes y agregó que los médicos científicos están «bajo gran presión tratando de justificar la importancia de su trabajo» ante las expectativas de que se traslade a la practica clínica.
Un camino no siempre sigue una línea recta y clara, de hecho, Semenza recordó que empezó estudiando «una cuestión muy limitada sobre cómo se regula la producción de glóbulos rojos y de ahí se extendió a varias áreas de la fisiología y la medicina», lo que calificó de «bastante asombroso».
Para Semenza, catedrático de pediatría, oncología radioterápica, los giros inesperados son los que hacen que la ciencia sea tan emocionante. Nunca sabes adónde te llevarán tus estudios».
Se trata «un poco» de ser un detective, pero «tienes el beneficio añadido de que resolver el puzzle también puede tener un impacto en la salud de las personas, esa es una parte importante del proceso».
EFE/Foto: misionesonline.net