LISBOA.- «Tartamudeo cuando hablo, no cuando pienso. El peligro en el Parlamento son los individuos que tartamudean cuando piensan». La frase es de Joacine Katar Moreira, y con ella esta activista, primera mujer negra cabeza de lista en Portugal, ha logrado que los electores le den un histórico escaño.
«Yo tengo una tartamudez que sigue insistiendo en hablar antes que yo», dice a Efe con media sonrisa Katar Moreira, aún recuperándose en Lisboa de una resaca electoral especialmente dura para esta feminista, doctorada en Estudios Africanos y una de las nuevas caras del Parlamento luso.
Nacida hace 37 años en Guinea Bissau, excolonia portuguesa, llegó a tierra lusa con 8 años y cuenta con un extenso historial activista que alcanzó su cima con la creación del Instituto de la Mujer Negra en Portugal (INMUNE).
En el último mes, sin embargo, ha tenido que desarrollar otras dos carreras, una política y otra de fortaleza personal, para desmontar a quienes han tratado de reducirla a su tartamudez.
La cuestión empezaba con la campaña electoral, que la presentaba como la primera mujer negra cabeza de lista. Era la representante del izquierdista Livre, creado en 2014, y enseguida atrajo la atención de la prensa, que veía en ella una rareza de turbantes y pendientes enormes y coloridos entre trajes grises.
Y además, tartamuda.
«Es un tartamudeo que es muy evidente y que incluso es bastante espectacular, por tanto es absolutamente imposible que alguien me escuche y finja que de hecho no estoy tartamudeando», reconoce Katar Moreira, muy consciente del boom que supuso escucharla en los medios.
La atención llegó a derivar en «noticias falsas», cuenta, en las que se apuntaba que lo exageraba con fines electorales.
«Como si alguna vez la tartamudez hubiese facilitado la vida a alguien», comenta.
Pero supo darle la vuelta en una entrevista televisiva que marcó su campaña: preguntada sobre si supondría un traba en sus intervenciones parlamentarias, respondió que no tartamudea cuando piensa y que el peligro está en los diputados que se atascan al pensar.
Fue un punto y aparte, y su mensaje ecologista, feminista y europeísta se abrió paso dejando atrás las características físicas, cuyos críticos destacaban porque el problema real para ellos era innombrable.
«En este momento sé exactamente que esta agitación enorme sobre mi tartamudez es una manera de que muchos y muchas no hablen de lo que verdaderamente es obvio: soy una mujer negra. Pero no es socialmente aceptable atacarme por mis orígenes raciales», afirma.
Si esa era la intención, no ha funcionado. Remarcando la diversidad y los orígenes populares de la mayoría de trabajadores portugueses en un pegadizo anuncio electoral, y derrochando simpatía y desparpajo en sus intervenciones, Katar Moreira se llevó 55.660 votos el pasado domingo.
Con ellos consigue un histórico escaño -tanto para el Livre como para ella misma, por ser primera mujer negra cabeza de lista- con el que promete cambiar el panorama de la izquierda, en el que se sitúan otros cuatro partidos en el Parlamento luso, además del centroizquierda del gobernante Partido Socialista.
«La enorme innovación de mi partido es que supone la entrada de una izquierda ecológica en la Asamblea», explica, además de «europeísta», algo que, señala, no había antes, dado que los otros grupos de esta tendencia eran muy escépticos sobre el euro y defendían su abandono.
También antirracista, lo que considera una deuda pendiente en Portugal.
«Es necesario enfatizar esto. Existía antes una enorme e importante retórica antifascista, pero el antifascismo que caracteriza a los partidos de izquierda no equivale necesariamente a una visión, una acción, una narrativa antirracista», sostiene.
Saboreando aún la victoria del domingo, Katar Moreira asegura que no presentarán «utopías» en la cámara, sino planes que han gestado durante meses con expertos, como el aumento del salario mínimo de los 600 euros actuales a 900. Son 50 euros más de lo que proponían comunistas y verdes.
En suma, adelantar a la izquierda por la izquierda.
Por eso no duda en señalar que el respaldo que comunistas y Bloco de Esquerda dieron a los socialistas para gobernar en minoría la pasada legislatura es poco ambicioso.
«Si estos últimos cuatro años fueron fundamentales para la estabilización de la economía nacional y para el pago de la deuda, en lo referido a justicia social, a la vida de los trabajadores y la vivienda fueron cuatro años que ni parece que hayamos sido gobernados por un partido de izquierda apoyado por otros (también de izquierda)», critica.
EFE