BEIRUT.- Los periodistas se han sumado a las protestas que tienen lugar en las calles de Beirut y otras partes del Líbano desde el 17 de octubre, en las que cada colectivo profesional o social está exigiendo sus derechos básicos y laborales frente a una clase dirigente acusada de corrupta e ineficiente.
Informadores y universitarios se congregaron delante del Palacio de Justicia de la capital para pedir que se respete la libertad de prensa y la independencia de la justicia, tras una serie de demandas judiciales contra los medios de comunicación que han sido interpretadas como un intento de censurarlos.
«Estamos al principio del camino para recobrar nuestro derecho a la libertad y a una vida digna. El Líbano merece algo mejor. No soportamos más la corrupción y la malversación de fondos», dijo a Efe Riad, empleado de una página web de noticias local.
Los asistentas a esa protesta se trasladaron posteriormente al centro de Beirut y se unieron a los enfermeros, que amenazan con una escalada tras la reducción de sus salarios en algunos hospitales.
«Dada la situación económica del Líbano, algunos centros hospitalarios comenzaron a reducir los salarios de los enfermeros con el pretexto de que el Estado no les paga lo que les debe», afirmó el sindicato que reúne a estos profesionales en un comunicado.
Asimismo, el Colegio de Médicos y algunos hospitales amenazaron con declarar una huelga el próximo viernes, día en el que no recibirán a pacientes excepto los casos más urgentes, según anunciaron ayer.
A los colectivos profesionales se sumaron estudiantes, trabajadores y desempleados, todos ellos insatisfechos con la mala gestión política y económica del gobierno, que se vio forzado a dimitir la semana pasada pero aún no ha dado comienzo el proceso para elegir un nuevo Ejecutivo.
Por su parte, el presidente Michel Aoun se reunió este sábado con los principales dirigentes del sector bancario, uno de los más afectados por la revuelta popular que cerró los bancos durante dos semanas.
Al término del encuentro, el presidente de la Asociación de Bancos, Salim Sfeir, dijo que «el dinero de los contribuyentes está seguro y no hay por qué temer», asegurando que las instituciones bancarias y gubernamentales irán informando a los ciudadanos para evitar el pánico.
Antes del estallido de las protestas, se había restringido la disposición de dólares debido a la escasez de los billetes verdes, en un país donde la economía está fuertemente dolarizada y la mayor parte de los productos de consumo son importados y pagados con dólares.
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