¿A qué juega Gareca?

 

Así como la gente aficionada al fútbol muchas veces pide cambio de entrenador, también hay entrenadores que no aciertan cuando ordenan la salida de tal jugador o que demoran una eternidad para ubicar a quién podría ser su solución en esos instantes de juego. Un caso concreto: Carlos Ascues, hoy jugando en el Orlando City de los Estados Unidos y de quién escuché hace poco esta frase: “Yo puedo aportar marca, juego aéreo y gol”. Y Ascues no habla mentiras porque siendo, unas veces, zaguero o mediocampista ha terminado dejando depositada la pelota en las redes rivales con su sello personal con la blanquirroja. Yo veo en él mucho de José Velásquez: es más atrevido, pisa ambas áreas, sabe caminar en el campo con un desplazamiento largo de pelota que es justo lo que esta Selección de Ricardo Gareca necesita. Pero la noche de ayer ante Colombia, el entrenador nuestro lo hizo ingresar cuando solo faltaban ¡dos minutos! de juego ¿Qué buscó Gareca de él en ese cortísimo tiempo de juego? ¿Tapar el peligro y defenderse del tiro libre que finalmente desembocó en el gol de Morelos? No pues.

Considero que Ascues no está para intervenir en una jugada de un partido que llegó a los 94 minutos de juego con el alargue que dio el árbitro Jair Maruffo de los Estados Unidos. Está para que juegue más tiempo. Ya en el anterior partido contra Uruguay en Lima el pasado 15 de octubre (1-1) Gareca lo hizo ingresar a los 79’ en reemplazo de André Carrillo y en esos 11 minutos y pico Ascues jugó muy bien y hasta casi anota un gol. El colega de “El Comercio”, Pedro Canelo al momento de su calificación individual le puso 5 con este comentario: ”El cambio más acertado, aunque algo tarde”. Arturo Torres de “La República” escribió de él: “Ascues en los pocos minutos que jugó demostró que puede pelear un puesto en la Selección”. Pero está lo de anoche y es lógico que en el propio Ascues ocurra un desgaste emocional preguntándose, tal vez, ¿sirvo o no sirvo? Porque ve lo que está sucediendo en la cancha y él sigue sentado en la banca con sus demás compañeros.

Pero, sin embargo, Gareca como hace tiempo viene sucediendo en varios partidos no acierta en los cambios. Hay partidos que un entrenador los gana desde su ubicación cuando dando una excelente lectura a lo que está desarrollando su equipo en la cancha, realiza tales y tales variantes y pronto se nota un giro radical en casi todas las líneas. Fue lo que hizo anoche el entrenador portugués Carlos Queiroz con Colombia, quién al hacer ingresar a Uribe, Martínez, Mendoza y Alzate prácticamente hizo ver a otra Colombia en el segundo tiempo con movimientos posicionales que aumentaron su producción en relación al primero donde los nuestros jugaron mejor pero fallaron en los tramos finales frente a Ospina.

Entonces me pregunto: ¿qué papel está asumiendo su primer asistente Sergio Santín? porque Gareca como humano se puede estar equivocado, pero para eso tiene otro cerebro a su costado ¿Santín está en la misma onda de su entrenador en cuánto a revertir situaciones que se tornan complicadas conforme van transcurriendo los minutos? No lo sé. Anoche contra los colombianos en un partido muy cerrado y de muchos ‘fouls’, no hubo siquiera un intento de neutralizar a un rival –ojo, reitero en el tiempo complementario- que se está acostumbrando a ganarnos no solo en Barranquilla sino acá en Lima. Y así se han vuelto a su país con más orgullo que nunca porque hoy se sienten superiores a los nuestros y las próximas Eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022 ya están a cuatro meses.

Y, al igual que Colombia, nuestra Selección se va encontrar con representativos como Ecuador que ha renovado sus filas luego del debacle que significó la anterior Eliminatoria donde de los primeros 12 puntos jugados había ganado los 12 pero después quedó rezagado. No creemos que para Qatar 2022 le va a pasar lo mismo porque en sus divisiones Sub 17, Sub 20 y Sub 23 se están llenando de títulos, ganando Sudamericanos y compitiendo en Mundiales de esas categorías y, encima tienen en Independiente del Valle al último campeón de la Copa Sudamericana con excelentes figuras. Ojo con ello. En la misma onda está Venezuela más madura y ni qué decir de Paraguay. Chile se viene quedando muy atrás y ya Paraguay en la anterior Eliminatoria le ganó en el propio Santiago por 0-3. Bolivia seguirá siendo nuestra excusa pero no hay que confiarse.

Mientras tanto, Gareca continuó probando a Benavente y a Polo y es bueno esto aunque no fueron protagonistas como para decir que con ellos la Selección cambió de cara. Nada de ello. El primero solo hizo remecer un pelotazo en el travesaño y Polo en posición de gol cuando quedó frente a Ospina por apurarse al momento de definir lo llevó a errar en una conquista que debió ser.

Las líneas de fondo siguen concitando nuestra mayor confianza. Gallese es garantía y los dos marcadores (Advíncula y Trauco) no solo están controlando mejor a sus punteros, sino que se proyectan y se gana con ellos fuerza arriba cuando se descuelgan al ataque. Los centrales Zambrano y Abram son firmeza pura y en la medular se ha visto que con Aquino, Tapia, Flores y Yotún tampoco hay problemas. En la línea de ataque está nuestro talón de Aquiles. El gran problema. Raúl Ruidíaz sigue sin aparecer y solo queda en seguir viendo sus goles en la TV con su equipo de Steattle porque en la alineación de Gareca no rinde ni el 30 por ciento de lo que realizaba antes en los estadios de México (con Monarcas Morelia) y hoy en los Estados Unidos (con Seattle Sounders). Paolo Guerrero no encuentra al compañero ideal, aunque cada vez juega menos y discute más. Los últimos 20 metros finales del arco rival nos siguen pareciendo al Muro de Berlín antes de su caída en 1989.

No deseo cerrar mi columna repitiendo que estamos a cuatro meses de las Eliminatorias. Tenemos el handicap de haber clasificado en las últimas para Rusia 2018 y es casi seguro -porque no hay hasta hoy nuevos rostros- que Gareca va a seguir confiando en los jugadores de aquella larga jornada eliminatoria y posterior justa mundialista. Hay recorrido en todos ellos (los jugadores), confianza también y no se van a asustar, pero los rivales también juegan y todo va a ser diferente, pero, como se dice, solo una vez capan al gato.

 

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