«Hoy es Human Rights Watch», pero «mañana serán defensores de derechos israelíes y palestinos, después serán ciudadanos o estudiantes», advirtió Shakir en referencia a la presión que, asegura, estos grupos críticos viven en Israel.
En una comparecencia en Jerusalén Este, su último acto público antes de tomar un avión a las 17.00 (15.00 GMT) hacia Estocolmo, el activista instó a la comunidad internacional a adoptar «un nuevo enfoque» ante el «ataque cada vez mayor al movimiento de derechos humanos».
Israel ha revocado a Shakir un visado de trabajo en base a una ley de 2017 que permite limitar la entrada al país a simpatizantes del boicot.
De nacionalidad estadounidense y origen iraquí, el director local anunció hoy que seguirá trabajando desde Jordania.
«Este caso arroja luz sobre la realidad que afrontamos hoy», dijo Shakir y consideró que su situación es parte de un contexto de «ocupación sin fin a la vista, marcada por la discriminación institucional, la represión sistemática y los abusos de derechos, sobre todo contra el pueblo palestino».
Con su marcha, se cierra un capítulo que comenzó tras la orden de mayo de 2018 del Gobierno de no renovar su visado de trabajo en virtud de la Ley de Inmigración de 2017, que permite rechazar la entrada de personas que boicotean al país.
El pasado noviembre la Corte Suprema rechazó una apelación de Shakir, lo que hizo efectiva la orden de expulsión gubernamental cuyo plazo finalizaba hoy.
«Mientras no haya consecuencias por el abuso constante de los derechos humanos, mientras llueva impunidad, solo se verá a más defensores de derechos bajo presión» y, a «los abusos de derechos, bajo tierra y en aumento», añadió.
Acompañado de otros integrantes de la dirección de HRW en la región, Shakir subió a una furgoneta que le llevó hacia el Aeropuerto de Ben Gurión de Tel Aviv, donde fue despedido por activistas israelíes antiocupación.
Hoy llegará a Estocolmo y se reunirá con las autoridades suecas como parte de una ruta que culminará con una presentación ante el Parlamento Europeo.
«Volveré cuando llegue el día que hayamos logrado desmantelar el abuso sistemático de los derechos humanos que afecta a israelíes y palestinos en este sistema de discriminación. No nos detendremos», sentenció Shakir.
Israel ya rechazó su visado en febrero de 2017, al considerar que HRW se dedica a hacer «propaganda» en favor de los palestinos y no a defender los derechos humanos, lo que una quincena de ONG humanitarias israelíes condenó, tras lo que dos meses más tarde se le concedió un permiso de estancia.
Las autoridades israelíes estiman que la campaña del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) es antisemita por lo que reformó la ley en virtud de la cual se ha negado la entrada a personalidades, representantes de organizaciones internacionales y políticos.