SAO PAULO.- Un vestuario indomable, despidos fulminantes de entrenador, impagos y una investigación por corrupción a varios de sus directivos han terminado por detonar al Cruzeiro, un histórico del fútbol brasileño que, en 2020, por primera vez, jugará en Segunda División.
Tras una campaña catastrófica, en la que solo ha conseguido siete victorias, el conjunto celeste certificó este domingo su descenso al infierno al caer por 0-2 contra el Palmeiras en el estadio Mineirao, en medio del sonido de los policías dispersando a un grupo de hinchas furiosos que no dejaron ni concluir el encuentro.
Un final dramático. Profundamente dividido y asfixiado por las deudas, el cuadro de Belo Horizonte puso así punto final a la peor temporada de su historia, después de una década prodigiosa con la consecución de dos títulos de Liga (2013 y 2014) y dos Copas de Brasil (2017 y 2018).
La temporada 2019 comenzó con la misma melodía al adjudicarse el Campeonato Mineiro ante el máximo rival, el Atlético Mineiro, y hasta pasó como primero de grupo en la Libertadores.
Pero todo comenzó a torcerse a partir de mayo para este un club casi centenario, fundado en 1921 y por el que pasaron grandes nombres como los brasileños ‘Tostao’, Ronaldo Nazário, Dida, Fred -aún en nómina en el equipo-, el argentino Juan Pablo Sorín o más recientemente el uruguayo Giorgian De Arrascaeta.
MAL INICIO Y OPERACIÓN POLICIAL EN CONTRA
Las diez primeras jornadas de Liga ya vaticinaron un final trágico: cinco derrotas, tres empates y solo dos triunfos.
Para agravar la crisis, en ese periodo, la Policía realizó una operación en la sede del club, así como en las residencias de varios dirigentes de la entidad, entre ellas la del propio presidente, Wagner Pires de Sá, en busca de pruebas.
¿El motivo? Denuncias de blanqueo de capitales y falsedad documental e ideológica surgidas a raíz de un reportaje divulgado por la cadena Globo.
Las autoridades sospechan, tras analizar las cuentas referentes a 2018, de la existencia de pagos superfacturados o por los que no se prestó ningún servicio a cambio.
Todo ello con unas deudas que se estiman en unos 500 millones de reales (unos 120 millones de dólares).
Pires de Sá culpó entonces a «adversarios políticos» que buscan «tumultuar el ambiente» del club, aunque no citó a ninguno de ellos.
Menos de un mes después, en agosto, Mano Menezes dimitió como técnico después de tres años en el cargo. La salida del exseleccionador se suplió con la llegada del exportero Rogério Ceni, que duró en el banquillo apenas ocho partidos.
Su despido vino motivado por los malos resultados y también por «cosas internas» que la directiva de la ‘Bestia Negra’ no quiso comentar. A Ceni le sustituyó Abel Braga.
CÚPULA DIVIDIDA Y SALARIOS ATRASADOS
En medio de la temporada y con el equipo sufriendo en el descenso, la cúpula directiva se dividió en dos: los defensores de la gestión de Pires de Sá y los críticos, liderados por el jefe del consejo de deliberación y expresidente del club, Zezé Perrella.
En el epicentro de esas crisis estaba Itair Machado, entonces vicepresidente de fútbol del Cruzeiro y despedido en octubre presionado por un grupo de consejeros, que exigieron su cese por estar condenado por evasión fiscal en su época como dirigente del club Ipatinga.
Sin dejar sus otras funciones, Perrella asumió la dirección deportiva y quiso poner orden en casa con mano dura.
«No quiero a nadie saliendo por la noche», dijo en su presentación.
También intentó poner al día el pago de los salarios a los jugadores. Solo en diciembre terminaron de pagar los sueldos de septiembre. Los de octubre y noviembre aún estaban pendientes de pago a principios de este mes.
THIAGO NEVES, APARTADO DEL GRUPO; TERCER CAMBIO DE ENTRENADOR
En los últimos días, la desesperación se instaló en el seno del vestuario azul. El centrocampista Thiago Neves, uno de los pesos pesados de la plantilla, fue apartado del grupo a principios de mes.
El jugador de 34 años estaba en tratamiento por un edema muscular en el muslo izquierdo, lo que no le impidió, sin embargo, asistir a una macroevento musical en el Mineirao.
La farra del camisa 10 enervó a la directiva y, en un vídeo divulgado en las redes sociales del club, Perrella anunció su suspensión indefinida.
«El tipo está con una lesión y en vez de tratarse, se va a una fiesta con 10.000 personas….», justificó el directivo días des ués. «Personas así, no las necesitamos», añadió.
Neves respondió vía Internet y acusó a la cúpula del Cruzeiro de exponerle «constantemente».
En medio de ese cruce de acusaciones, hubo tiempo para un nuevo cambio de entrenador, el tercero del año. Abel Braga renunció a tres jornadas para el final del Campeonato Brasileño y fue sustituido por Adilson Batista, que terminó por firmar el acta de defunción con tres últimas derrotas determinantes.
«Evacúen el estadio», ese fue el último mensaje que este domingo vieron los aficionados del Cruzeiro en las pantallas del Mineirao. EFE