Surquillo está a la deriva. La autoridad brilla por su ausencia en este distrito ubicado al este de Lima.
El aumento de la delincuencia, el consumo de drogas, el caos vehicular y las pistas rotas por doquier son el resultado de las pésimas gestiones municipales que ha soportado Surquillo en las últimas décadas, de la que no se escapa la última que asumió labores en enero de este año.
Un ejemplo del laberinto surquillano es la avenida Manuel Vicente Villarán entre las cuadras 8, 9 y 10, todo un infierno para los vecinos y para quien se atreva a circular o transitar.
Una interminable fila de taxis, autos particulares, bicicletas, y scooters se han volcado a las pistas ante la falta de transporte público en dirección a Miraflores, San Isidro y Jesús María.
Si a esto se suma la presencia de triciclos y camiones, diremos que el caos resulta mayor.
Todo ello en medio de pistas en pésimo estado, interminables obras de agua o electricidad y basura no recogida.
Pero hay más, los vecinos de las urbanizaciones Los Sauces y Jorge Chávez están hartos de los intempestivos cortes de agua, los cuales no tienen aviso de inicio ni de fin.
Los vecinos se cuestionan: ¿Existe autoridad en Surquillo? y si la hay ¿dónde está?
Raúl Graham