LONDRES.- El mentalista Uri Geller, conocido por su supuesta habilidad para doblar cucharas con el poder de la mente, se ha postulado para un empleo ofrecido por el gobierno británico, que busca «raros con talento» para trabajar en Downing Street, según informa este miércoles «The Daily Telegraph».
Al parecer, el ilusionista, de 73 años, entregó su candidatura para esta curiosa oferta de trabajo, que el polémico Dominic Cummings, el estratega del primer ministro británico, Boris Johnson, anunció hace unos días en su blog personal.
Al presentarse como aspirante, Geller, según el citado periódico, realza entre sus atributos sus «genuinos poderes» como un potencial activo para el Ejecutivo conservador del Reino Unido.
El anuncio difundido por Cummings causó sorpresa al solicitar para Downing Street la colaboración de «un equipo poco habitual de personas con habilidades y orígenes diferentes» para trabajar como «asesores especiales y potenciales funcionarios».
En concreto, el consejero de comunicación de Johnson y figura clave en la campaña pro «brexit» del líder conservador, requiere a «raros e inadaptados con habilidades extrañas», como analistas de datos y expertos en política.
Según señala el Telegraph, Geller remarca en su carta de presentación que su trayectoria en la industria del entretenimiento sería la «mascarada perfecta» para poder desempeñar labores de espionaje para la CIA y el FBI.
El diario británico cita, además, una fuente del entorno del mentalista que asegura que Geller «va cien por cien en serio acerca de desempeñar un cargo en el gobierno».
«Se da cuenta de que su solicitud podría ser una de las más poco habituales recibidas por Dominic Cummings, pero confía en que este pueda ver el valor potencial de tener a Uri en el equipo», admite esa fuente.
Añade asimismo que el ilusionista «es particularmente partidario de emplear sus poderes para erradicar las crecientes tensiones en Oriente Medio», en alusión a la crisis actual provocada por el ataque mortal de Estados Unidos a un destacado comandante iraní en Bagdad el pasado viernes. EFE