¿Aquelarre?

 

El nuevo Congreso se presenta como una Caja de Pandora. A pesar de los diálogos entre las bancadas y el Ejecutivo, nadie se atrevería a hacer predicciones. Las ambiciones de liderazgo pululan para ver quien integrará la directiva preparatoria y quienes formarán la primera directiva de este Parlamento tan fragmentado como poco experimentado. Daniel Urresti pretende el liderazgo de su bancada previa pelea con José Luna Gálvez, principal financista del partido que fue su vientre de alquiler. Ambos tienen problemas con la justicia, Luna Galvez imputado en el escándalo de corrupción que envuelve al ex alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio. Y Urresti por el asesinato del periodista Hugo Bustíos y por violación en un proceso que pronto recomenzará.

No todo será fácil para quienes buscan afianzar capital político. El archipiélago de islas menores dan un Congreso difícil de funcionar y de gobernar. Que debe atender prioritariamente la demanda embalsada por una mayor y más efectiva lucha contra la delincuencia urbana, en la cual el Ejecutivo no ha podido avanzar con o sin Congreso. La violencia en las calles involucra la defensa del derecho a la vida y es el  punto de partida para legitimarse más allá del periodo de aprendizaje que les espera. Y es que la inseguridad pesa más en la mente ciudadana que la lucha anticorrupción y por supuesto que las reformas política y judicial que Martín Vizcarra quisiera imponer como agenda. Si los parlamentarios dialogan entre ellos y logran evitar el aquelarre su dilema no será entre el obstruccionismo y la complacencia con el Ejecutivo sino entre la capacidad de ser contrapeso político y sintonizar con las demandas populares. Finalmente, tenemos un Congreso de corto plazo y ya se barajan candidatos ar, Salvador del Solar y Julio Guzmán, entre los oficialistas a los que se agregarán los de la oposición. Eso si hay elecciones el próximo año.

 

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