El número de homicidios en el estado brasileño de Ceará, donde los policías militarizados están en huelga, se elevó en los últimos tres días a 88, triplicando el promedio de asesinatos diarios, y el Ejército reforzará su contingente en las calles, informaron este sábado fuentes oficiales.
La Secretaría de Seguridad Pública y Defensa Social de Ceará (noreste) divulgó que entre el miércoles y el viernes se presentaron 88 muertes violentas, que superan las tres del lunes y las cinco del martes, cuando la paralización de los policías apenas comenzaba.
En enero, según datos de la entidad, se registraron 261 muertes violentas, para un promedio diario de 8,4.
Ceará vive en los últimos días una crisis de orden público que alcanzó su punto álgido el miércoles, cuando el senador laborista Cid Gomes recibió dos disparos en el pecho al intentar entrar en un cuartel de policías amotinados con una retroexcavadora en la ciudad de Sobral, aunque se encuentra «estable» y su vida no corre peligro.
Frente a la situación, el Gobierno de Ceará comunicó este sábado que 167 agentes amotinados fueron suspendidos del cargo durante 120 días y les fue abierto un proceso administrativo para otros posibles sanciones.
Los policías sancionados dejarán de recibir el salario por los días de paralización en febrero y deberán entregar sus identificaciones, armas, municiones y dotación.
Las protestas en Ceará comenzaron la tarde del martes, cuando personas encapuchadas y enmascaradas -supuestamente agentes que piden reivindicaciones salariales y mejores condiciones de trabajo-, entraron en cuarteles de diferentes ciudades del estado y pincharon las ruedas de los vehículos oficiales.
Los policías militarizados, que en Brasil tienen estatus militar, están prohibidos constitucionalmente de hacer huelga, una decisión que fue ratificada en 2017 por el Tribunal Supremo, la máxima corte del país.
El Ejército, por su parte, anunció que enviará más refuerzos a Fortaleza, la capital regional, para sumarse a los soldados que patrullan la ciudad y otros municipios por la falta de policías en las calles.
El actual contingente es integrado por 2.500 soldados del Ejército, 150 agentes de la Fuerza Nacional y 212 policías de carreteras de otros estados.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, autorizó el jueves el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad en ese estado y sumarse a la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo elite de la Policía que también se desplazó desde otras regiones.
Los militares, que comenzaron este viernes a patrullar las calles de Fortaleza y otros municipios, permanecerán inicialmente hasta el próximo día 28 en diversos puntos de Ceará a ser definidos por el Ministerio de Defensa.
El viernes, en el primer día oficial del Carnaval brasileño, al menos tres municipios cancelaron las fiestas y otros tres contrataron seguridad privada por la huelga de los policías.
Brasil vivió un episodio parecido en 2017, cuando los policías militarizados del estado de Espírito Santo (sureste) estuvieron en huelga durante 21 días igualmente para demandar mejores condiciones labores y un aumento salarial y la paralización disparó los índices de criminalidad que terminaron con 150 personas muertas. EFE