LONDRES (Reino Unido).- El fundador de la plataforma WikiLeaks, Julian Assange, reclamado por EEUU para juzgarle por presuntos delitos de espionaje, responsabilizó hoy al diario «The Guardian» de la identificación en el 2011 de fuentes confidenciales contenidas en documentos secretos del Gobierno estadounidense.
En la segunda jornada de su juicio de extradición en la corte londinense de Woolwich, el abogado del informático, Mark Summers, sostuvo que fue un libro publicado por el periódico británico, y no WikiLeaks, el que dio la clave para acceder a la versión original de esos documentos, que conservaba los nombres de los informantes.
Assange afronta en Estados Unidos 18 cargos de espionaje y fraude informático, penados con hasta 175 años de cárcel, por la difusión en su portal en el 2010-2011 de archivos oficiales sobre las guerras de Irak y Afganistán, el tratamiento de prisioneros en Guantánamo y abusos de derechos humanos en todo el mundo.
Washington le imputa haber ayudado al exsoldado estadounidense Bradley Manning (ahora Chelsea Manning) a acceder ilegalmente a ordenadores del departamento de Defensa y de poner vidas en peligro al difundir las identidades de las fuentes contenidas en los documentos sustraídos.
Sin embargo, Summers insistió este martes en que fue el libro publicado en febrero del 2011 por «The Guardian» -socio de WikiLeaks en la difusión inicial en el 2010 de cables diplomáticos confidenciales (con otros diarios)- el que incluyó una contraseña que permitió a terceros acceder a la base de datos original y difundir la documentación no editada.
Al percatarse del riesgo de que los cables completos fueran propagados por internet, lo que desveló el 25 de agosto del 2011 el medio alemán «Der Freitag», el propio Assange llamó a la Casa Blanca para alertar del peligro para los informantes, explicó el abogado.
Según Summers, las imputaciones de EEUU a su cliente, que contradicen además el testimonio exculpatorio ofrecido por Manning durante su juicio marcial en el 2013 en ese país, se basan en «mentiras y más mentiras» y, mientras el programador afronta graves consecuencias, «otros no han sido procesados».
En respuesta a las alegaciones de Assange, un portavoz de «The Guardian» dijo hoy que «es totalmente erróneo» decir que su libro sobre WikiLeaks «llevara a la publicación de archivos no editados del Gobierno estadounidense».
«El libro contenía una contraseña sobre la que Julian Assange había dicho a los autores que era temporal y expiraría, y sería eliminada en cuestión de horas», señaló la fuente.
Añadió que el libro tampoco incluía detalles de dónde podía encontrarse la base de datos original y subrayó que el activista no expresó en el momento de la publicación «ninguna preocupación» sobre cuestiones de seguridad.
El portavoz apuntó que WikiLeaks procedió a la publicación de los documentos secretos no censurados en septiembre del 2011.
Durante la sesión de hoy, Edward Fitzgerald, también del equipo legal de Assange, denunció el tratamiento al periodista, de 48 años, en la cárcel de Belmarsh (contigua a la corte), donde se encuentra en prisión preventiva y, según dijo, el lunes fue sometido a dos registros desnudo y esposado hasta once veces en cinco celdas diferentes.
El juicio al australiano, cuya salud se ha deteriorado tras casi diez años encerrado sin haber sido condenado por ningún delito, continúa en su primer tramo hasta este viernes, cuando será pospuesto hasta el 18 de mayo.
Arrestado inicialmente en el 2010 en Londres a instancias de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales hoy archivado, Assange ha pasado casi una década confinado, primero bajo arresto domiciliario y después en la embajada de Ecuador, que en el 2019 le retiró el asilo político, y ahora en Belmarsh a la espera de que se resuelva este proceso.
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