Cuba-EEUU: «Romeo y Julieta» unen con el baile lo que separa la política

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LA HABANA (Cuba).- Como la universal historia de Capuletos y Montescos, la complicada relación entre EEUU y Cuba tiene sus cuotas de amor y desamor. Ahora, en uno de sus peores momentos, bailarines de ambos países se unen para llevar a escena «Romeo y Julieta», en busca de acercar con danza lo que la política separa.

La particular versión de este clásico se montó por separado en Cleveland y La Habana, un esfuerzo extra para los artistas, que tuvieron que ensayar sus personajes usando la imaginación para suplir la falta del resto del elenco.

Tres días de ensayos han sido todo lo que han tenido los intérpretes de ambas compañías para integrarse antes de las funciones, que comienzan este viernes en el Teatro Nacional de Cuba y terminarán el próximo domingo.

Aunque pueda parecerlo, la elección de la obra no fue intencional. «Lo elegimos porque las funciones serían en febrero, el mes del amor, pero quedó de lo mejor, porque es aplicable», sonríe la maestra cubana Laura Alonso (foto), directora de la compañía ProDanza, fundada en La Habana en 1994.

Alonso, hija y sobrina de leyendas de la danza -sus padres Alicia y Fernando Alonso, y su tío Alberto Alonso fundaron la Escuela Cubana de Ballet-, busca mantener vivo el legado familiar, una de las razones por las que surgió The Cleveland Havana Ballet Project junto al Verb Ballets de esa ciudad estadounidense.

«Lo hacemos para estrechar los lazos de amistad entre los pueblos y lograr el reconocimiento de la Escuela Cubana de Ballet (…). Mis padres y mi tío son los que han logrado que el ballet de Cuba sea conocido internacionalmente. Nosotros queremos continuar ese trabajo», afirma.

Técnica y duelos de espadas

«Yo lo que estoy es preocupada porque hay guerra de espadas y lo van a hacer con espadas de verdad, de las que usan los deportistas, que tienen unas puntitas para no hacer daño, pero igual», comenta Alonso, medio en broma, medio en serio.

Sentada en su oficina, ubicada en la segunda planta de la casona habanera que ocupa ProDanza, la maestra muestra las espadas mientras sonríe. La peculiaridad de este montaje, realizado por separado en los dos países, ha elevado la dificultad de las escenas de lucha entre las dos familias de Verona.

Los cubanos «llevan mucho tiempo entrenando con un profesor del equipo nacional cubano de espada» que ha asesorado durante los ensayos, pero «los de allá no», insiste la directora general de la puesta en escena.

«Romeo y Julieta es un ballet técnicamente muy difícil, tiene pasos duros, histriónicamente también es durísimo», explicó Alonso, que viajó a Cleveland para trabajar con los 10 bailarines estadounidenses que actuarán en la obra.

Para la Julieta de esta producción, la bailarina de Verb Ballets Lieneke Matte, es su primera vez en las zapatillas de la famosa amante trágica.

«Es un honor, y un antes y un después en mi carrera. Es tan importante tratar de encontrar similitudes y la danza es un lenguaje universal», dijo Matte a Efe minutos antes del último ensayo general.

Trabajar con Laura Alonso en las técnicas de la Escuela Cubana ha sido un desafío para los estadounidenses. Que califican la técnica de los bailarines cubanos como «impresionante». «Hay una cierta confianza, ellos confían en su técnica y por eso son tan buenos intérpretes, es una valiosa experiencia de aprendizaje», agregó.

El público isleño, conocedor y ávido consumidor de ballet, también es una de las razones por las que los artistas norteamericanos esperan con ansias las visitas a Cuba.

Capuletos y Montescos en la vida real

Cuando los expresidentes Barack Obama y Raúl Castro sorprendieron al mundo a fines del 2014 con una súbita y ansiada reconciliación, cubanos y estadounidenses vieron con esperanza cómo se abría un nueva etapa de posibilidades. Fue también el momento para estrechar los lazos maltrechos durante medio siglo de enemistad acérrima.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el viraje en la política de Washington hacia Cuba, malograron la «normalización» bilateral.

«Comenzamos este intercambio cultural en enero del 2016, cuando Obama era todavía presidente y todos los planes estaban basados en que la situación seguiría mejorando entre nuestros dos países y por supuesto, eso no ha pasado», aclaró la directora artística de Verb Ballets, Margaret Carlson.

El cierre del Consulado estadounidense en La Habana dificultó el proceso de visado para la compañía cubana, que debió viajar en el 2018 a Cleveland dentro del proyecto de intercambio. Solo Laura Alonso, junto a dos de sus bailarinas, pudieron hacer el viaje, que ahora triplica los costos al tener que solicitar visa en un tercer país.

La Administración Trump también ha hecho todo lo posible por desalentar las llegadas de estadounidenses a la isla con la prohibición de viajes en barco y los vuelos a todos los aeropuertos que no sean el de La Habana. Sin embargo, el Cleveland-Havana Ballet Project ya planea su próximo montaje para el 2021.

«Cada año la situación se vuelve más complicada, pero estamos muy comprometidos con este proyecto, porque los cubanos son los mejores bailarines de ballet del mundo, son los mejores maestros, y para nosotros tener esa experiencia significa mucho desde el punto de vista artístico», insistió Carlson.

Bailar una pieza exigente como «Romeo y Julieta» para una compañía relativamente pequeña como Verb Ballets ya «significa mucho de la profesión», a lo que se suma la simbología de la historia de dos familias enemistadas, que se niegan a dejar atrás sus rencillas, sin tomar en cuenta el amor que ha nacido entre sus hijos.

«Existen tantas similitudes en la historia, donde tenemos dos culturas con dos Gobiernos que no dialogan, pero nosotros sí lo hacemos. Cuando las personas hablan, solo pueden pasar cosas buenas», concluyó.

EEUU/Yeny García

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