Curiosidades: Escritores…

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En 1924, mientras Franz Kafka paseaba por un parque cercano a su casa, se encontró a una niña llorando porque había perdido su muñeca. Aquel día decidió escribir una carta en la que la muñeca contara el porqué de su marcha. Había decidido irse a correr mundo. Como la niña encontró consuelo en su lectura, Kafka siguió escribiendo misivas de la muñeca que hablaban de sus viajes, así durante tres semanas. En la última carta, explicaba por qué no podía volver: se iba a casar, lo que suponemos sería una explicación razonable de su abandono para la niña.

Nunca se supo quién fue esa niña; un estudioso del escritor, Klaus Wagenbach, buscó a la niña durante años, sin éxito. Estas cartas, que desaparecieron, han generado otra ramificación literaria. El escritor Jordi Sierra i Fabra decidió recrear la situación en una novela llamada Kafka y la muñeca viajera, que reconstruye el encuentro entre Kafka y la niña a través de la ficción. También Paul Auster, en Brooklyn follies, menciona la anécdota para ensalzar al escritor, capaz de crear una obra de arte para una sola lectora simplemente llevado por la solidaridad con un ser humano que sufre.

Jorge Luis Borges. Fue un joven tímido e introvertido que recibió educación en casa hasta los nueve años porque su padre temía que le contagiaran una enfermedad infecciosa en el colegio. Tan tímido era que su primera conferencia, “El idioma de los argentinos”, tuvo que leerla un amigo suyo mientras él escuchaba entre el público. Ya consagrado como escritor, firmó un manifiesto contra la dictadura militar y el Gobierno, en represalia, le obligó a dejar su labor de bibliotecario para ejercer de inspector de gallinas en las ferias. Dimitió asqueado ante la sola idea de mancharse de barro los zapatos de piel.

Curiosidades: Escritores…

León Tolstoi. En una ocasión, Tolstoi fue invitado por un director de escuela a visitar las clases de composición literaria y como tema propuso a los niños «El mar».

Cuando terminaron, el director les invitó a leerlas. Orgullosos leían: «Las juguetonas y espumosas olas», «la anchura insondable del mar que invitaba a la meditación» y frases similares. El director no podía contener su gozo, hasta que una de las niñas leyó: «El mar es grande».

Curiosidades: Historia…

Y Tolstoi dijo: «Entre todas estas máquinas de recitar, esta niña ha sido la única que ha captado la verdadera esencia del mar».

Foto internet/medios

 

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