WASHINGTON (EEUU).- Fueron vitales en el triunfo de Barack Obama en el 2008 y 2012 y su menor participación lastró las opciones de Hillary Clinton el 2016. Ahora, el incierto apoyo de los latinos, convertidos ya en el mayor grupo minoritario con derecho al voto, siembra dudas sobre las opciones del exvicepresidente Joe Biden de ganar en las elecciones de noviembre próximo en EEUU.
Las voces de alarma sobre la falta de entusiasmo de los latinos por la campaña del más que presumible candidato demócrata a la Casa Blanca se escuchan cada vez más.
«Se sabe que para ganar las elecciones necesitas llevarte el 70% del voto latino», explica a Efe el estratega demócrata José Dante Parra.
Y ahí surge la preocupación de su partido, pues la última encuesta de Latino Decisions muestra un apoyo a Biden del 59% de los posibles votantes hispanos, frente a un 22% que iría para el presidente Donald Trump, mientras que los demás se mostraban indecisos.
«Hay mucho camino a recorrer para llegar» al 70%, dice Parra, quien colaboró en el 2012 en la campaña de Obama, que aquel año se hizo con el 68% de los votos latinos y cuatro más tarde cosechó el 71%, según datos del centro de estudios Pew.
Nubarrones en las encuestas
La encuesta de Latino Decisions muestra una preocupante tendencia a la baja, porque los datos de otro sondeo hecho a mediados de febrero por Latino Decisions apuntaban una diferencia mucho mayor, con 67% para Biden y un 22% para Donald Trump.
Y quizás con ese 67% tampoco le llegaría, pues es la misma cifra que en el 2016 obtuvo Hillary Clinton, que además no logró impulsar la participación de los latinos, pese al encendido discurso antiinmigrante de Trump.
La intención de voto tampoco es alentadora y en dos meses esta cayó de enero a abril (60% contra 73%), en una cifra que, a la postre, siempre suelen ser mucho más baja el día de las elecciones.
Dudas sobre la estrategia de Biden
La campaña de Biden «tiene mucho trabajo por hacer» con los hispanos, dice a Efe la peruana Lorella Praeli, directora para asuntos hispanos de la campaña de Hillary en el 2016.
«Aún no sentimos que nuestra comunidad sea central en la estrategia, pero estamos a mediados de mayo y la campaña tiene la oportunidad de rectificar y reorientar», opinó.
En este sentido y ante las críticas vertidas por activistas, políticos y grupos de presión latinos sobre la ausencia de un plan para los latinos, Isabel Aldunate, portavoz hispana de Biden, dijo que la campaña toma a esta comunidad «en serio» y planifica invertir «tiempo y recursos sustanciales para competir por cada voto».
«Los latinos están a punto de ser quienes marquen la diferencia en esta elección», añadió Aldunate.
Un problema de larga data para quienes buscan el llamado «voto latino» con 32 millones de posibles electores, es que ésta es una población fragmentada tanto por procedencia como por los intereses distintos de quienes han vivido décadas en el país y quienes son ciudadanos más jóvenes.
En repetidas ocasiones Biden ha dicho que en los primeros días de su primer día de su presidencia enviará al Congreso «un proyecto de ley que dará una senda a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados», aunque ha advertido que no depende de él la aprobación.
Pero Praeli recordó que aunque el tema migratorio es «muy cercano» para casi el 45% de los votantes latinos, la inmigración no es lo que define a esta comunidad, preocupada por los mismos asuntos que todos los estadounidenses: el empleo, la economía, la educación y la sanidad.
El exvicepresidente tiene en los latinos una oportunidad de dar un duro golpe a su rival si gana en estados con gran presencia hispana como Arizona, Florida y, en menor medida, Texas, ahora en manos republicanas.
En caso contrario, solo le queda recuperar estados como Michigan, Pensilvania y Wisconsin, que Clinton perdió en el 2016, y no dejarse arrebatar ninguno de los que la exsecretaria de Estado ganó entonces.
EFE/Jorge A. Bañales
⊕