Largas colas y desesperación por oxígeno a precio exorbitante

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Con 179.000 casos acumulados de covid-19, Perú ha entrado en una nueva fase de pandemia: la desesperada carrera por buscar oxígeno, elemento esencial para los enfermos graves que lleva a los peruanos a hacer colas de cientos de personas durante la madrugada y a pagar hasta diez veces su precio normal.

Cilindros de 10 metros cúbicos a 6.000 soles (1.779 dólares) y recargas por 50 soles (15 dólares) el metro cúbico son los precios exorbitantes que el oxígeno alcanzó esta semana en Perú ante la masiva demanda de miles de personas dispuestas a salvar la vida a su ser querido o paliar su sufrimientos, aunque sea por escasas horas.

«Los precios son muy elevados, pero la necesidad apremia y muchas empresas se aprovechan», reconoció a Efe Erick Vilca, quien desde las 4:30 de la madrugada hace cola junto a unas 100 personas más en uno de los pocos locales que mantiene un «precio justo» por el oxígeno: 15 soles (unos 5 dólares) por metro cúbico.

Aquí Vilca confía en recargar los tres cilindros que trae por unos 270 soles (unos 80 dólares), pues el expendedor solo tiene presión suficiente para llenar el 60 % del tanque, lo que calcula que le durará entre 10 y 15 horas cada uno.

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Hasta que encontró este lugar estaba pagando hasta 500 soles (unos 147 dólares) por rellenar cada cilindro. «En total eran 1.500 soles (442 dólares) diarios solo en oxígeno, sin contar los medicamentos y la atención médica», añadió el muchacho, que ya pagó 2.000 soles (590 dólares) para alquilar uno de los cilindros.

CON EL OXÍGENO A CUESTAS

A ese mismo establecimiento ubicado en el Callao, la ciudad portuaria colindante con Lima, han llegado todos con sus cilindros a cuestas desde distintos puntos de la capital peruana, donde el salario mínimo mensual es de 930 soles (274 dólares).

Los tanques son de tamaños variados, pero todos llevan un número por orden de llegada a la cola y también tienen el nombre y los apellidos de la persona que recibirá ese oxígeno.

La mayoría de ellas se encuentra en casa, recibiendo tratamiento por parte de sus propias familias, ya que en muchos casos desconfían en acudir a alguno de los desbordados hospitales.

Aunque en los nosocomios está de momento garantizado el abastecimiento, la limitada capacidad lleva a que muchos pacientes estén en sillas de ruedas en «zonas COVID-19» instaladas a la intemperie en los estacionamientos de los hospitales.

Ese fue el caso de la madre de Vilca, de 57 años, que sufre de obesidad, diabetes e hipertensión.

«Estuve metido con mi madre en la zona COVID-19, y es muy duro y fuerte lo que se vive ahí. Es una situación muy crítica por la falta de apoyo, de personal y de medicamentos. Los médicos no tienen recursos y en los otros hospitales es igual», afirmó.

PRÉSTAMOS PARA PAGAR OXÍGENO

En una tesitura muy similar está Marco Espinosa, quien tuvo que sacar un préstamo de 1.000 soles (unos 295 dólares) para comprar un cilindro de oxígeno pequeño cuyo precio normal es de 100 soles (unos 29,5 dólares), después de tres días de intensa búsqueda. Lo hizo por su padre, de 79 años.

«Tuve que llevarlo a un doctor particular para que lo diagnostiquen y me dijo de internarlo, pero si lo internan, hay que esperar a la suerte y a lo mejor no lo vuelves a ver más. Prefiero tratarlo en casa, aunque haya que hacer estos gastos», admitió Espinosa.

Como el padre de Espinosa y la madre de Vilca, hay más de 90.000 personas tratándose el COVID-19 en sus casas.

Solo unos 10.000 enfermos están hospitalizados, y casi mil conectados a un respirador artificial en unidades de cuidados intensivos (UCI).

OXÍGENO PARA LOS BOLSILLOS

Dentro del local que provee el anhelado oxígeno hay tres operarios que van de un lado a otro sin cesar, moviendo cilindros, abriendo y cerrando manillas y cobrando a través de la reja.

Llevan así desde las 8 de la mañana y continuarán hasta las 5 de la tarde «o hasta atender a todas las personas», aventuró a Efe Luisber Zalo, uno de los trabajadores.

Solo el martes recargaron más de cien cilindros «pero hoy son el triple de personas», apuntó el operario mientras se afana a sacar uno de los pesados cilindros. Recargar cada uno les toma unos 15 minutos.

«Este señor no solo da oxígeno a nuestros parientes. También se lo da a nuestros bolsillos», dijo Vilca, que se va con sus cilindros medio llenos, pero anticipa que hará guardia toda la noche para saber si el establecimiento abre mañana a primera hora.

«Necesitamos abastecernos para el fin de semana, no podemos dejar a nuestros familiares morir en casa. Solo por la falta de oxígeno mueren muchos», remarcó.

También volverá puntual Óscar Chamorro, que cada día necesita llenar dos cilindros de 10 metros cúbicos para su cuñado. Otro de 4 metros cúbicos lo compró a 2.700 soles (796 dólares). «Tuve que pagarlo de emergencia para salvarle la vida», declaró a Efe.

MÉDICOS PIDEN REGULAR PRECIOS

Esta carrera por buscar un aliento de oxígeno llegó a Lima, después de que el mes pasado estas escenas ya se dieran en Iquitos, la capital de la región amazónica de Loreto, la más extensa del país, donde pronto sus precarios hospitales se vieron desbordados y desabastecidos de oxígeno.

Para que no ocurra en más regiones, el Gobierno está autorizando la reconversión de distintas empresas para que produzcan oxígeno medicinal, pues la demanda ha aumentado un 40 % durante la emergencia, según reveló su primer ministro, Vicente Zeballos.

Sin embargo, para evitar el acaparamiento y la especulación de precios con el oxígeno, el Colegio de Médicos del Perú (CMP) recomendó al Ejecutivo fijar precios máximos y hacer que las plantas de producción trabajen a tres turnos las 24 horas.

En esta tesitura afronta Perú el momento más crítico de la emergencia, consolidado como el segundo país de Latinoamérica más afectado por el COVID-19 y el décimo del mundo, tras doblar esta semana el número de contagiados de China.

EFE/ Fernando Gimeno/ Video ATV

 

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