Las luces del hotel ‘El Oasis’ se apagan para decir adiós, este lunes, a una rompedora ficción como ha sido «Vis a vis», un proyecto con identidad que, como dice Alba Flores, quien pidió formar parte del final de la serie, «ha puesto la diversidad encima de la mesa» y lo ha hecho «desde las mujeres».
Hablar de una serie como «Vis a vis» es contar la historia de un proyecto rompedor, potente y, definitivamente, con identidad. Una identidad que no sólo viene marcada por el aspecto cromático -el característico color amarillo de los uniformes de las presas- sino por el carácter conferido al guion, los personajes y las técnicas de realización.
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Si hubiera que definir esta ficción -que hoy lunes se despide definitivamente- con un único término, éste sería ‘riesgo’. Desarrollar un proyecto de estas características en el que, como explicó hace unos días Alba Flores en un encuentro virtual con la prensa, se pone ·la diversidad encima de la mesa· y se hace desde el punto de vista de las mujeres, era arriesgado, pero, al mismo tiempo, necesario.
Era necesario que la ficción española diera el paso y alcanzara el nivel de profundización que «Vis a vis» ha logrado con el desarrollo de cada una de las historias de sus personajes, desde sus grandes protagonistas, Maca (Maggie Civantos) y Zulema (Nawja Nimri), hasta papeles secundarios en cuyas tramas también ha sido visible la evolución.
En «Vis a vis» cada personaje cuenta y cada historia, por pequeña que sea, tiene su importancia, algo muy valorado por el público que, sediento de diversidad y pidiendo a gritos un espacio televisivo para el desarrollo de personajes femeninos de peso, no dudó en reclamar el retorno de la serie cuando ésta fue cancelada en Antena 3, donde se emitieron las dos primeras temporadas (2015-2016).
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Los seguidores de la serie crearon la ‘Marea Amarilla’ y se movilizaron de tal manera que los creadores y productores buscaron la forma de extender el universo carcelario de la mano de FOX, en la que se emitieron la tercera y cuarta entrega, con cambio de prisión incluido.
Asimismo, los inicios tampoco fueron sencillos. La ficción creada por Iván Escobar, Esther Martínez Lobato, Daniel Écija y Álex Pina tuvo que superar el obstáculo del ‘original y copia’, al tacharla muchos de ser un calco de la aclamada serie americana «Orange is the new black» (2013).
Sin embargo, el tiempo puso a cada uno en su sitio y «Vis a vis» demostró que a pesar de que el planteamiento inicial -una serie ambientada en una cárcel de mujeres- podía resultar similar, el desarrollo y la evolución de sus personajes y tramas le daba aquella identidad que algunos intentaron desdibujar.
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Superada esa primera barrera, personajes tan icónicos como Zulema Zahir, Saray (Alba Flores), Rizos (Berta Vázquez), el doctor Sandoval (Ramiro Blas), Sole (María Isabel Díaz Lago), Antonia (Laura Baena) o más recientemente Goya (Itziar Castro) lograron ganarse la confianza del público y cautivarlo, cada uno en su parcela, con momentos únicos, nunca antes vistos en otras ficciones.
El riesgo asumido por la serie, hablando en términos de explicitud en escenas de violencia, sexo o incluso lenguaje, ha sido una constante bofetada de realidad para un público que, en lugar de cambiar de canal o abandonar la ficción, ha dado un paso más allá junto a ella y la ha acompañado a lo largo de cuatro temporadas, reclamando incluso una quinta.
¿Qué hicieron sus creadores? Volver a atender los deseos de su ‘Marea Amarilla’ y prolongar el universo «Vis a vis» a través de una trama que había quedado ciertamente sin resolver: el tándem Maca-Zulema.
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De esta forma surgió «Vis a vis: el oasis», una quinta y última temporada con sabor a spin-off, despedida y tequila con la que la serie cierra su círculo. La rivalidad entre las dos grandes protagonistas de la serie se lleva al extremo haciendo que vivan una realidad nunca antes imaginada, pasando de ser compañeras de celda por obligación a compañeras de atracos por elección.
Este nuevo e inesperado giro en la trama, en la localización -fuera de la cárcel- y en el propio desarrollo de los personajes es lo que convierte a «Vis a vis» en ese producto único que el sediento público, como si de un oasis en medio de un desierto se tratara, siempre deseará encontrar en su camino. EFE