Italia recuerda cien años del nacimiento de Sordi y su comicidad legendaria

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ROMA.- Italia recuerda hoy los cien años del nacimiento de Alberto Sordi, referente de la comedia de los años 50, con varias iniciativas y las escenas legendarias de sus películas, sus apariciones televisivas y las anécdotas de su peculiar vida que se repiten en los medios de comunicación.

Sordi, nacido en el romano y característico barrio de Trastevere el 15 de junio de 1920, representó, como nadie, con sus interpretaciones caricaturescas, la imagen de los vicios y virtudes de los italianos.

Hoy Italia y sobre todo su Roma rinden homenaje con varias iniciativas a este actor al que incluso el presidente de la República, Sergio Mattarella, dedicó un mensaje elogiando «su talento, su comedia original» y cómo «los personajes que ha interpretado admirablemente en su larga carrera son parte de la imaginación de los italianos y aún despiertan interés y simpatía».

«Fue un símbolo del cine italiano. Ha dejado su huella en páginas importantes de su historia, dando vida a escenas que han permanecido legendarias. Sin embargo, sus inicios en el mundo del entretenimiento no le ahorraron sacrificios y dificultades. Pero con tenacidad y pasión logró ganar popularidad y sus máscaras se convirtieron en representantes de una sociedad que cambiaba», escribió hoy el Jefe de Estado.

Justo hoy en su Trastevere, cerca de la calle San Cosimato, donde se encuentra la casa donde nació, apareció un grafiti que le representa en moto como la escena de la película «Vacaciones en Roma» y en la que en vez de Audrey Hepburn se ha representado a la alcaldesa de la capital, Virginia Raggi.

La alcaldesa dedicó hoy una rueda de prensa a la figura de Sordi para recordar al actor que es más que una institución en la capital.

Tal es así que en el 2000, por su 80 cumpleaños, el entonces alcalde Francesco Rutelli le permitió ejercer como alcalde por un día.

Hace sólo unos meses, antes de que estallase la emergencia por el coronavirus, Roma conseguía que la mansión de Sordi, una de las casas más espectaculares de la capital, situada frente las Termas de Caracalla, abriese al público.

Allí se puede recorrer la vida pública y privada de este genio de la comedia y conocer a través de las fotografías que conservaba sus logros como a el León de Oro honorífico que obtuvo de la Mostra de Venecia en 1995, donde cuatro décadas antes despuntó por su papel junto a Vittorio Gassman en «La Grande Guerra» (1959) de Mario Monicelli, que le valió el premio especial.

Comenzó como cantante con su potente y característica voz siguiendo los pasos de su padre que era músico, pero tras varias experiencias en 1950 obtuvo su primer papel relevante en el cine de la mano de Vittorio De Sica en «Mamma mia, che impressione!» (1951), con poco éxito, y un año después despegó con Fellini en su inolvidable ópera prima en solitario, «Lo sceicco bianco» (el jeque blanco) (1951).

Su acento romano no fue un obstáculo en su carrera sino que se convirtió en su gran característica con filmes como «Il Vitellone» (Los inútiles) (1953) que marcaron su consagración ante la crítica y el público.

Después su famoso «Un americano en Roma» (1954), cuyas escenas se han convertido en icónicas representaciones de una Roma que ya no existe, como la del joven Sordi, Nando Moricone, en camiseta ante un plato de espagueti pero que sigue siendo la foto que cuelga en las paredes de muchas trattorias romanas.

Siguieron la serie de películas que representaron al italiano medio con «Il vigile» (1960), «Il medico della mutua» (El médico de la mutua) (1968) y sus trabajos con los mejores directores el momento Mario Monicelli, Dino Risi, Ettore Scola, entre otros.

O «Il Marchese del Grillo» (1981) de Monicelli, una de las películas que siguen en el corazón de los romanos por su representación cómica y cínica de la Roma del papa y la nobleza del siglo XIX.

La imagen de cercana y campechana que daba en televisión con sus celebres apariciones cantando junto con Mina y otras estrellas chocaba con su vida privada de ferviente católico y con fama de solitario y esquivo y también de tacaño. EFE

 

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