MADRID.- Un equipo multidisciplinar de investigadores españoles ha descubierto que el hipocampo, una región del cerebro clave para la memoria, emplea dos tipos de ondas para analizar simultáneamente la información del exterior y los recuerdos de la memoria y adaptarse así a las demandas cognitivas de cada momento, un nivel de versatilidad desconocido hasta ahora.
Hecho con roedores y publicado en la revista eLife, la investigación ha sido realizada por científicos del Instituto de Neurociencias de Alicante (este) (UMH-CSIC), del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (UIB-CSIC), del Instituto Cajal (CSIC) y de la Universidad de la Laguna, (Tenerife, islas Canarias). .
El estudio explica cómo el hipocampo, donde se procesan la orientación y la memoria, es capaz de analizar simultáneamente tanto la información que le llega del exterior como los recuerdos almacenados en el cerebro, un proceso que realiza mediante secuencias de ondas o señales lentas y rápidas, denominadas ondas theta y gamma, respectivamente.
Así, al igual que los canales de radio o televisión se emiten simultáneamente sin interferir entre ellos, estas oscilaciones u ondas se modulan a distintas frecuencias o ritmos para manejar la información y evitar interferencias.
Los investigadores han descubierto que en este mecanismo no hay uno sino tres generadores de la actividad lenta (o theta) que son independientes y, además, con roedores y una técnica denominada optogenética han sido capaces de modular la actividad de uno de ellos sin afectar a los otros dos, demostrando así la independencia entre ellos.
«El hecho de que exista tres generadores y no solo uno, nos permite hablar de integración de la memoria y de las nuevas informaciones que estamos adquiriendo con los recuerdos ya adquiridos», es decir, que el cerebro es capaz de actualizar o integrar información nueva y recuerdos para adaptarse a cada momento, explicó el investigador del UMH-CSIC y coautor del estudio, Víctor López-Madrona.
«Por ejemplo, cuando vamos a trabajar solemos tomar el mismo camino -está adquirido en nuestra memoria- pero si un día el camino está cortado y tenemos que cambiar, no memorizamos uno nuevo, sino que actualizamos o integramos la información nueva -la calle está cortada- con los recuerdos que ya teníamos -las calles alternativas que tenemos memorizadas», agregó el investigador.
Así, cuando las necesidades cognitivas lo requieren, el procesamiento de información se realiza en paralelo, sin interferencia entre procesos, y cuando es necesario contrastar información almacenada en la memoria con la que llega del exterior, los ritmos se sincronizan e integran.
De esta manera, concluye el estudio, la memoria se actualiza cuando hay nueva información en el entorno y se preserva en contextos ya conocidos.
Aunque aún no se comprenden en detalle cómo se coordinan estas estructuras del hipocampo, su estudio puede ser crucial para comprender enfermedades como el Alzheimer o la esquizofrenia en las que ya se ha visto que hay alteraciones entre los ritmos theta y gamma. EFE