JERUSALÉN.- Desde las 14.00 hora local, de este viernes 18 de septiembre, en Israel la orden es quedarse principalmente en casa. Así será durante las tres próximas semanas, en el marco de un segundo encierro general, que se debe al gran número de contagios recientes.
El confinamiento, que coincide con el Año Nuevo judío (Rosh Hashaná), el Día del Perdón (Yom Kipur) y los Tabernáculos (Sucot), obliga desde ahora a los israelíes a no desplazarse más de 500 metros de sus hogares y escuelas, mientras que la mayor parte de los negocios cerrarán, salvo tiendas de alimentos, restaurantes con domicilios, farmacias y comercios de tecnología.
Las visitas de otras personas o familiares, si no es para cuestiones esenciales, también quedan vetadas, pese a que las reuniones han quedado limitadas a diez personas en el interior y a veinte en el exterior. En este sentido, Israel permite hacer deporte sin distancias, ir a la playa si es solo para nadar o ir al trabajo, con limitaciones de aforo, que también aplican para las sinagogas.
Pisa justo la temporada alta de las vacaciones judías, pero el virus, que obligó a un primer confinamiento estricto entre los meses de marzo y mayo, no entiende de descansos.
En la última semana, la enfermedad alcanzó máximos diarios de más de 5.000 casos (sobrepasando incluso los 5.500 en un día), por lo que los líderes israelíes tuvieron que admitir que en mayo aliviaron demasiado pronto las medidas.
Unas medidas que podrían endurecerse aún más, si la curva de casos no se aplana. Porque desde que comenzó el brote, en Israel han muerto ya 1.169 personas, de una población de nueve millones, mientras que los contagios alcanzan ya los casi 177.000 (con 46.000 en activo). Estos datos lo convierten en uno de los países con la mayor tasa de contagios diarios del planeta.
Fuente: france24.com