En varios países de América Latina se aprecia una «pandemia de corrupción» que debilitó la democracia y los empobreció, dijo en una entrevista con Efe la periodista chilena Mónica González, recientemente galardonada con el Premio Ortega y Gasset en la categoría «Trayectoria Profesional».
González (Santiago de Chile, 1949) analizó el panorama político latinoamericano, los desafíos del periodismo en tiempos de noticias falsas y el papel de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) -Ahora Fundación Gabo- en este periodo de crisis.
Con más de cuatro décadas dedicadas a rigurosas investigaciones periodísticas, trabajo que ejerció también durante los días más oscuros del Chile azotado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), González manifestó estar «emocionada» con el reconocimiento y agradeció «fundamentalmente a la FNPI».
«Este premio pertenece a todos quienes han pasado por mis talleres y han trabajado conmigo. Sin la FNPI no tendríamos que rendir homenaje al hombre que luchó por la democracia y la libertad de nuestro continente, Gabriel García Márquez. Lo que aspiramos es a preservar su legado», señaló González, ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2019.
UNA PANDEMIA DE CORRUPCIÓN, DE GUATEMALA A CHILE
Fundadora del Centro de Investigación Periodística de Chile (Ciper) en 2007, sus libros y publicaciones han destapado grandes escándalos de corrupción que permiten comprender cómo se gestó el descontento que estalló en una ola de protestas en octubre de 2019 en el país.
A juicio de la periodista, desde que comenzó «la revuelta popular se inició en Chile un periodo extraordinariamente intenso y revolucionario», crisis que se intensificó con la llegada del coronavirus.
Antes de la covid-19, afirmó la periodista, Chile «tenía como cimiento una de las crisis políticas de mayor envergadura que ha tenido el país», generada por la «fractura» entre las élites económicas y la gran masa de ciudadanos.
Uno de los componentes de esa crisis, según González, es una «pandemia de corrupción que ha corroído todo», problema que se enfrenta «sin querer asumir el costo» no solo en Chile, sino también en Perú, Ecuador, Brasil, El Salvador, Honduras o Guatemala.
Gobiernos de distinto signo «multiplicaron la corrupción convirtiendo a nuestros países en más pobres, pero fundamentalmente debilitando la democracia a un nivel tan grande que dejaron el camino libre para un Bolsonaro», añadió la periodista en referencia al mandatario brasileño.
El desafío para Latinoamérica en ese sentido es enorme: reconstrucción de la fe pública, la representación popular, partidos políticos, congresos, leyes, son algunos de los elementos que González identificó.
«Los Estados colapsaron porque la corrupción es sistemática. El poder funciona en otros vericuetos que los periodistas tenemos que descubrir porque somos más importantes que nunca. No solo estamos haciendo la historia de nuestros días, estamos reconstruyendo la memoria de nuestros muertos, de nuestros desaparecidos y de la corrupción», explicó.
PREOCUPACIÓN POR LAS NOTICIAS FALSAS
Una de las mayores preocupaciones de Mónica González en el último tiempo ha sido levantar una voz de alerta en contra de la «industria de noticias falsas».
Reconstruir el periodismo, que hace años pasa por una crisis en su modelo de negocios a nivel global, «nos obliga a dejar la tregua que hemos tenido con la cantidad de periodistas que ganan millones para trabajar en la industria de las noticias falsas y de defensa de la riqueza», dijo.
Para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo, «el periodismo va a tener que asumir cómo contar las historias de otra manera, mezclando formatos, pero la calle va a ser insustituible», afirmó.
«Y a mí eso me llena de esperanza, porque los más jóvenes están más preparados para eso que nosotros los viejos», sostuvo.
PROCESO CONSTITUYENTE EN CHILE
Consultada por el proceso constituyente iniciado en Chile, González se mostró «escéptica hasta el momento».
«Yo creo que la gente no quiere a los mismos», comentó, «sino gente sabia», que «sepa traducir exactamente lo que significa tener derecho a la vivienda, a la salud, a la educación».
«Está por verse si somos capaces de darle una vuelta de tuerca a aquellos que quieren cooptar esta asamblea para que todo siga igual. Si sigue igual, todo será mucho más violento», afirmó.
En momento de crisis, concluyó la maestra y miembro del consejo rector de la Fundación Gabo, «hace falta que la gente crea en algo. Por eso es tan importante un periodismo riguroso, lejos de los apuros y los fuegos de artificios».
«Hay que hacer un periodismo sereno, candente, incisivo, hasta donde duele, pero sereno», aseveró.
EFE