‘Sexalescentes’: la segunda adolescencia que arranca a los 60

 

Sexalescentes: así se denomina a quienes, entrando en sus 60 años, reúnen ciertas características que no responderían a los patrones comunes que se encuentran dentro de la vejez.
Mientras la palabra «sexagenario» cae en desuso, hombres y mujeres entre 60 y 70 años de edad, marcan una tendencia diferente en el modo de experimentar y transitar seesta etapa de sus vidas con un perfil distinto, que surge en oposición al hecho de «resignarse a mirar pasar la vida».

Cómo son y qué los distingue

– No abandonan su protagonismo de lado dentro del ámbito afectivo, laboral y social.

– Deciden «seguir participando», con la confianza y la sabiduría de las experiencias vividas.

– Motivados, indagan, profundizan y accionan en aquello que los gratifica, los identifica y despierta su interés.

– En muchos casos y a esas alturas el amor, el trabajo y el placer se mezclan como en una propia sinfonía en donde estos autónomos congéneres eligieron ser los directores.
– Continúan forjando proyectos de vida que los convoca a mantenerse actualizados y activos.

– Son capaces de abordar las nuevas tecnologías con empeño y deseos no sólo de aprender a utilizarlas, sino también de emplearlas en su beneficio.

– Han tomado conciencia de la importancia de la salud física, por lo tanto dedican el tiempo suficiente para favorecer una mejor calidad de vida.
– Pueden retomar aquella carrera universitaria que quedó interrumpida en el camino o descubren nuevas vocaciones y en algunos casos llegan a reconocer que tienen una significativa misión en sus manos para desarrollar.

Cambia, todo cambia

Estos hombres y mujeres, considerando su historia y su contexto, han crecido, se han educado y desarrollado con mensajes y estructuras muy distintos a los actuales. En una sociedad donde los roles estaban preestablecidos, no responder a las expectativas del entorno podía ser una puerta al desprestigio.

De ahí han pasado a una sociedad donde cada uno puede proyectarse y decidir qué hacer sin tanto temor a ser rechazado o al “qué dirán”. Tuvieron la valentía de romper con ciertas estructuras sociales y asumir sus reales necesidades y posibilidades.
Sin embargo este cambio es un cambio generacional que parecería encontrarse en sus comienzos. Es más factible encontrarlos en zonas urbanas con mayor densidad demográfica donde distintos estímulos, la comunicación y la información pueden ser variados y abundantes, como también las oportunidades para insertarse o continuar activos dentro de su contexto social.
A todo esto se suman los avances medicinales y científicos que, cuando son utilizados conscientemente en beneficio de la salud, mejoran y prolongan el buen vivir.
Sin duda estamos participando de un cambio generacional que esta vez alcanza a los adultos mayores. Comienza a verse en un plano más evidente la importancia y la influencia que tiene sobre toda nuestra vida la salud emocional con la que contemos.
Estos “eternos jóvenes” de espíritu, saben cómo mantener la llama encendida, esa que los deja sentirse plenos, integrados, autónomos, motivados y comprometidos con la vida. Amigados con la vejez, en cada una de sus acciones nos enseñan y dejan ver lo significativo y valioso de esta etapa de la vida.

Graciela Taffarelli

Consultora Psicológica, especializada en Desarrollo Personal

 

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