Atlético de Madrid en partido decepcionante cayó 1-0 en Bucarest frente al Chelsea, que se llevó la ida de los octavos de final de la Champions League, con un golazo de “chalaca” de Olivier Giriroud.
El equipo dirigido por el DT Diego Simeone regresó al pasado, recuperó su espíritu más defensivo y sin ataque ni contraataque, sin más que un plan conformista, conservador e insuficiente, y ahora pendiente solo de una victoria en la vuelta.
El Atlético fue más que decepcionante este martes. Su propio temor lo hizo menor a un adversario que, desde ninguna perspectiva desde la que se mire, es mejor que el conjunto rojiblanco sobre el papel. Sí lo fue sobre el terreno de juego.
Desde esa perspectiva diseñó Simeone el encuentro. No sacó partido el Atlético ni en ataque ni al contragolpe, al menos todo el que pretendía más allá de algún contraataque esporádico que siempre pareció más de lo que realmente fue, porque terminó sin una sola atajada de Mendy.
El Atlético fue sólo defensa. Cierto que su oponente, por más balón e insistencia, por más presión o sensación, no le dañó nada en el estresante recorrido -en apariencia- hacia el descanso del equipo rojiblanco.
Los únicos sobresaltos hasta entonces, dos nada más al cierre del primer tiempo, los provocó Timo Werner, tan peleado con el gol esta temporada con el Chelsea.
El Atlético dejó la iniciativa al equipo inglés y así acabó pagando su conservadurismo. Un muro de cinco y hasta seis hombres, por momentos, esperaba cada acercamiento de The Blues, que sin embargo no lograron tener ninguna ocasión clara de gol en la primera parte.
El equipo del DT Thomas Tuchel llevó peligro por las bandas, especialmente por la derecha, donde Mason Mount y Callum Hudson-Odoi hicieron trabajar mucho a Thomas Lemar y Mario Hermoso.
El Atlético, más preocupado por desactivar al Chelsea que de irse hacia adelante, terminó esperando sus oportunidades agazapado para salir con rapidez. Luis Suárez tampoco se sintió cómo y prácticamente no tuvo situaciones a su favor. .
 |
SIN PÓLVORA: Luis Suárez en acción contra Tammy Abraham del Chelsea durante el partido de ida entre el Atlético de Madrid y el Chelsea FC en Bucarest, Rumania. EFE / EPA / ROBERT GHEMENT |
Hasta el minuto 67, si el plan era el 0-0, le había salido bien, porque el Chelsea, un buen equipo sin más, que controló la pelota y desbordó poco. Y que no tiene el nivel del Bayern ni de los grandes aspirantes.
El atacante alemán no remató como quería un buen centro de Hudson Odoi ni logró el gol que pretendía con su tiro dentro del área ante Jan Oblak. Si el plan era además contraatacar, al Atlético no le fue tan bien, reducidos a casi nada Joao Félix, Luis Suárez o Correa en el ataque.
Pero jugar tanto a defender, a conservar, tiene un precio muy alto. Era el minuto 67, cuando un rechazo lo remató de “chalaca” Olivier Giroud. Pareció fuera de juego, lo revisó el VAR y no lo fue. El balón procedía de Mario Hermoso. Sólo por interés lo mereció el Chelsea, sólo por conformismo lo mereció el Atlético. Queda Londres. Al equipo rojiblanco sólo le vale ganar.
Diego Simeone movió el banquillo para refrescar al equipo que dio un paso adelante y se fue en busca del empate, pero no pudo superar la red defensiva que construyó el Chelsea en los últimos instantes para acabar llevándose el partido.
El Atlético aún tiene vida, pero menos que antes del inicio del duelo trasladado a Bucarest por las restricciones de la pandemia de la COVID-19, pero sobre todo solamente debe ganar en Londres.
Ficha técnica del partido
Atlético de Madrid (0): Oblak; Llorente, Savic, Felipe, Hermoso (Vitolo, m. 84), Lemar; Correa (Dembélé, m. 82), Koke, Saúl (Torreira, m. 82), Joao Felix (Lodi, m. 82); y Luis Suárez.
Chelsea (1): Mendy; Hudson Odoi (James, m. 80), César Azpilicueta, Christensen, Rudiger, Marcos Alonso; Kovacic (Kante, m. 74), Jorginho; Mount (Ziyech, m. 74), Werner; Giroud.
Gol: 0-1, m. 67: Giroud.
Árbitro: Félix Brych (alemán). Amonestó al local Llorente (m. 64) y a los visitantes Mount (m. 1) y Jorginho (M. 65).
Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Nacional de Bucarest.
Fotos EFE