Andrea Montolivo/EFE
El Cagliari fue la víctima este domingo de un Cristiano Ronaldo que le metió tres goles en 32 minutos en el triunfo por 3-1 del Juventus, herido por la eliminación sufrida el pasado martes contra el Oporto en los octavos de final de la Liga de Campeones, extramotivado por las críticas recibidas y hambriento de goles para mantener, al menos a nivel matemático, vivas las ambiciones de título de su equipo.
Cristiano completó, con su triplete en el Cerdeña Arena, su lista de estadios de la Serie A en los que marcó al menos un gol. Ya son 18 de los 18 que ha pisado con la camiseta del Juventus y alcanzó los treinta goles esta temporada.
De esos treinta, 23 llegaron en la Serie A, de la que es máximo artillero con tres tantos de ventaja sobre el belga Romelu Lukaku. A falta de la Liga de Campeones, su competición favorita, Cristiano ya tiene claros sus próximos objetivos.
Con la Supercopa italiana ya en sus vitrinas, quiere, a nivel grupal, ir a por su tercera Serie A en tres años, aunque los diez puntos que le separan del Inter (eso sí, con un partido menos) le ponen las cosas muy complicadas, y quiere ganar la final de la Copa Italia contra el Atalanta.
Por su alma competitiva, tampoco es imposible presionar al polaco Robert Lewandowski por la Bota de Oro. En este momento, el delantero del Bayern Múnich suma 32 goles por los 23 del portugués.
Este domingo en el Cerdeña Arena, Cristiano enseñó su arsenal de recursos y siguió perfectamente las promesas realizadas el día anterior con un mensaje en redes sociales.
«Más importante que la cantidad de caídas que sufres en la vida, es la rapidez y la fuerza con la que te recuperas …. ¡Los verdaderos campeones nunca se rompen! Nuestro foco ya está en Cagliari, en la lucha de la Serie A, en la final de la Copa de Italia y en todo lo que aún podemos lograr esta temporada», piblicó Cristiano el sábado.
Y, al parecer, se recuperó de forma rápida.
Criticado duramente por no haber marcado al Oporto, pese a haber sido el único jugador del Juventus en marcar en las anteriores tres eliminatorias europeas de los años pasados (siete goles en seis partidos), Cristiano se reivindicó de forma inmediata.
Abrió el marcador en Cagliari con un golazo de cabeza tras un saque de esquina lanzado por el colombiano Juan Cuadrado y lo celebró con habitual grito «Siuu».
Amplió distancias a los 25 minutos desde el punto de penalti y selló el triplete en el 32, al superar al meta Alessio Cragno con un potente disparo con la zurda. Fue en ese momento cuando se acercó a una cámara ubicada a pie de campo y se llevó un dedo a una oreja, un gesto claramente referido a sus críticos.
Sus ganas de ser decisivo estuvieron a punto de pasarle factura tras quince minutos, cuando hizo una durísima falta al meta Cragno que pudo costarle la expulsión directa.
Al acabar el partido era el hombre elegido para hablar en la televisión italiana «Sky Sport», dueña de los derechos televisivos en Italia, pero decidió no presentarse.
«No, io non parlo» (No, yo no hablo), dijo Cristiano, que, como de costumbre, prefiere hablar en el campo.
EFE