El ensayo clínico en Perú de la vacuna de la farmacéutica estatal china Sinopharm contra la covid-19 se ha vuelto una fuente de polémica con el reclamo protagonizado ahora por un grupo de voluntarios del estudio para que se levante el secreto del producto aplicado a cada uno de ellos.
Las protestas se producen después de que se filtrase un informe preliminar, elaborado solo con una parte de los voluntarios, que apuntaba a que la vacuna producida con la cepa de Pekín era la más eficaz para protegerse de síntomas graves y de una eventual muerte por covid-19.
El ensayo clínico a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) congregó desde octubre de 2020 a 12.000 voluntarios, de los cuales a 4.000 se le aplicó la cepa de Pekín, a otros 4.000 la cepa de Wuhan y a los 4.000 restantes un placebo.
La investigación se realizó por doble ciego, lo que supone que ni los administradores de las inyecciones ni los receptores de las mismas conocen qué producto se le aplicó a cada uno.
Para aquellos que recibieron el placebo o la cepa de Wuhan piden que se les administren las vacunas con la cepa de Pekín adquiridas por el Estado peruano a Sinopharm y que han permitido inmunizar al personal sanitario.
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«Pusimos el hombro, nos dan la espalda», se leía en una de las pancartas de algunos de los voluntarios que protestaron frente al Instituto Nacional de Salud (INS).
ESTUDIO AÚN NO TERMINA
Pese a que el estudio aún no ha concluido, un sector de los voluntarios insiste en que se levante el secreto, lo que afectaría los resultados finales.
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«Lo que queremos es información simplemente y queremos que nos den esa información y se proceda a vacunar a los que tengan vulnerabilidad», dijo uno de los voluntarios a la emisora radial RPP que prefirió mantenerse en el anonimato.
Para este grupo de voluntarios, el estudio ha perdido validez después de que se descubriese el «Vacunagate», el escándalo de las vacunaciones secretas de más de cien altos funcionarios, entre ellos el expresidente Martín Vizcarra (2018-2020) con un exclusivo lote de vacunas enviado por Sinopharm para los investigadores del ensayo.
Entre los voluntarios hay quienes afirman que solo recibieron una dosis de la vacuna, por lo que piden recibir la segunda inyección dentro del programa vacunación que está llevando adelante el Estado.
«Hemos solicitado información a la universidad para conocer las acciones que han realizado de manera específica en este aspecto y no hemos recibido respuesta», declaró este viernes al Canal N el subdirector del INS, Pedro Riega.
REUNIONES Y UNA NUEVA DIMISIÓN
El INS está ejerciendo de mediador entre representantes de los voluntarios y la UPCH, con los que ya se ha reunido en dos ocasiones para encontrar soluciones a las peticiones de los participantes en el ensayo clínico.
Las alternativas tienen como objetivo acortar plazos sin poner en riesgo la seguridad de los participantes, por lo que, en el más breve plazo, el patrocinador del ensayo clínico las analizará para encontrar la mejor solución en beneficio de los voluntarios en el marco ético y normativo, según explicó el INS en un comunicado.
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Pocas horas después se conoció a través de RPP la dimisión de la directora del ensayo clínico, Coralith García, quien adujo motivos personales.
Se trata de la segunda persona que renuncia al máximo cargo responsable de la investigación después de que menos de un mes atrás lo hiciera el investigador Germán Málaga, presunto máximo responsable del «Vacunagate», pues tuvo a su disposición el exclusivo lote de vacunas que fueron aplicadas a altas autoridades.
Mientras, la vacunación continúa en Perú, que esta semana superó el medio millón de vacunados entre personas de la tercera edad, personal sanitario, fuerzas armadas, policías y bomberos.
Este jueves Perú superó también los 1,5 millones de casos sintomáticos confirmados desde el inicio de la pandemia, de los que más de 50.000 han fallecido.
EFE