VIENA.- Estado Unidos e Irán comienzan mañana, martes, en Viena, a través de intermediarios, sus contactos para rescatar el acuerdo cerrado en 2015 para evitar que Teherán desarrolle armas nucleares, y que peligra debido al abandono estadounidense y a los incumplimientos iraníes.
Esa aproximación, la primera desde que Joe Biden fue elegido presidente de EEUU en los comicios del 3 de noviembre de 2020, tendrá lugar en el marco de una reunión en Viena de la comisión que vigila el cumplimiento del JCPOA (el nombre oficial del acuerdo) y en la que están el resto de países signatarios: Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia, China e Irán.
En una reunión virtual el pasado viernes, esos países ya trataron «la perspectiva de un pleno retorno de EEUU» al acuerdo y su disponibilidad a ayudar en ello.
La Unión Europea (UE), que coordina la comisión conjunta, aseguró que el nuevo encuentro del martes busca identificar medidas de levantamiento de sanciones y de aplicación del acuerdo nuclear, y que, en ese contexto, «intensificará contactos separados en Viena entre todos los participantes en el JCPOA y los Estados Unidos».
Washington no participará directamente en la reunión ni se espera una reunión cara a cara con representantes iraníes.
Aunque no se sabe en qué formato se producirá ese contacto, los dos países se han mostrado dispuestos al diálogo.
Una portavoz del Departamento de Estado de EEUU aseguró el pasado día 2 que se discutirá tanto los pasos que Irán debe dar para dejar de violar el acuerdo, como los que pueda adoptar Washington para levantar las sanciones que el presidente estadounidense, Donald Trump (2017-2021), impuso a Teherán cuando abandonó unilateralmente el pacto en 2018.
«Un saludable primer paso adelante», definió esa fuente este primer contacto.
Por su parte, el jefe del programa atómico iraní, Ali Akbar Salehi, afirmó recientemente que los incumplimiento iraníes, por ejemplo la producción de combustible nuclear por encima de los límites que marca el acuerdo, pueden ser revertidos en cuestión de meses, y aseguró sentirse optimista.
Pese a las buenas intenciones, la negociación será compleja, para empezar porque los dos países reclaman del otro que dé el primer paso en la ecuación entre levantar sanciones y cumplir el acuerdo.
En ese sentido, varios analistas consideran que será esencial que los dos países se muevan de forma simultánea y siguiendo una clara hoja de ruta.
Además, Estados Unidos insiste en que asuntos sin relación directa con la capacidad atónica iraní, como su programa de misiles balístico o su apoyo a grupos terroristas o su intromisión en conflictos regionales, sean debatidos también como parte de un acuerdo.
Teniendo en cuenta lo complicado de las negociaciones, es posible que no se llegue a un acuerdo ante de las elecciones presidenciales en Irán en junio, de las que podría surgir un gobierno menos propenso a negociar con Washington. EFE