SAO PAULO.- La pandemia del coronavirus profundizó las desigualdades estructurales en Brasil, agravó la crisis económica, política y social del país y sirvió como «pretexto» para un incremento de las violaciones de derechos humanos, según el informe anual de Amnistía Internacional (AI).
De acuerdo con el reporte, presentado este miércoles, la «agenda negacionista» y «ausencia de un plan claro basado en la ciencia» del Gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, «agravó las consecuencias» de la covid-19 sobre la población, en especial entre las «comunidades más empobrecidas e históricamente discriminadas», como los indígenas, negros, mujeres y residentes de la periferia.
«El negacionismo del Gobierno fue central en los fallos cometidos y para la incapacidad de enfrentar a la pandemia», que ya deja casi 340.000 muertos y más de 13 millones de infectados en Brasil, destacó en una rueda de prensa la directora ejecutiva de AI para Brasil, Jurema Werneck.
Werneck denunció además «la lentitud y el rechazo» de Bolsonaro en «cumplir su deber de liderar las acciones capaces de mitigar los impactos de la pandemia y proteger la salud» de los brasileños.
«Desde el inicio de la pandemia, decimos que muertes evitables tienen culpas atribuibles y los negligentes, que se niegan a cumplir su deber, serán responsabilizados», aseveró.
De acuerdo con el informe de AI, la crisis sanitaria y la ausencia de una coordinación nacional igualmente llevaron a un aumento en las desigualdades sociales y sistemáticas del país, que culminó en el regreso de cerca de 27 millones de personas a la extrema pobreza.
Asimismo, la «retórica autoritaria» del Gobierno Federal «se tradujo en práctica» y colaboró para una expresiva escalada del «riesgo para la defensa de derechos humanos» en el país, donde organizaciones, periodistas, activistas y movimientos sociales fueron «perseguidos y estigmatizados».
Según el informe, entre enero de 2019 y septiembre de 2020 fueron registradas 449 agresiones verbales de integrantes del Gobierno contra periodistas, mientras que la violencia policial igualmente «siguió dejando rastros de muertes y violaciones de derechos humanos», con al menos 3.181 personas muertas a manos de la policía.
«Hay una gran preocupación de Amnistía Internacional con una escalada autoritaria en el país. Estamos extremadamente preocupados y seguimos atentos y vigilantes», recalcó Werneck.
Brasil igualmente destacó entre los más de 150 países analizados por el aumento en los crímenes medioambientales y contra la comunidad indígena, impulsados por la creciente deforestación en la Amazonía y los conflictos a raíz a la explotación ilegal de tierras.
«Además de la pandemia de la covid-19, la minería ilegal, los incendios criminales y la apropiación de tierras para la creación ilegal de ganado y agronegocio continuaron a amenazar las comunidades indígenas y otros pueblos tradicionales», señaló.
FEMINICIDIOS AUMENTARON EN 14 DE LOS 27 ESTADOS BRASILEÑOS
El informe también apunta que la pandemia igualmente supuso un duro aumento en la violencia perpetrada contra las mujeres, un reflejo de las medidas de aislamiento social impuestas para frenar el avance del coronavirus.
«Existe una pandemia dentro de la crisis de la covid-19, llamada violencia de género. Desde hace 14 años, Brasil posee la Ley Maria da Penha que prevé la protección de las mujeres, pero aún convive con números elevados de agresiones y muertes», subrayó Werneck.
En el reporte, AI destacó que solo en el primer semestre de 2020 fueron registrados 119.546 casos de violencia machista -un promedio de 664 agresiones por día- mientras que cerca de 126 mujeres fueron violadas diariamente en Brasil.
Además, fueron contabilizados en el mismo periodo 1.861 asesinatos de mujeres, de los que 648 fueron catalogados como feminicidios.
«Las mujeres son mayoría entre los trabajadores de servicios esenciales. Poseen más riesgos de enfermarse y sobrecarga con trabajo doméstico. Las autoridades brasileñas necesitan actuar urgentemente», expresó Werneck. EFE