CIUDAD DE MÉXICO.- Cada año más de 260,000 personas en el mundo mueren por enfermedades relacionadas con el consumo de grasas trans, 61% de ellas en la región de América Latina, por lo que es urgente la prohibición de su uso en la producción de alimentos, consideraron este viernes especialistas.
Durante el foro virtual «Políticas públicas para la eliminación de grasas trans de producción industrial en México», expertos señalaron que estas sustancias son altamente dañinas para la salud de las personas.
«Los ácidos grasos trans de origen industrial hay que considerarlos tóxicos, no tienen ninguna ventaja nutricional y no son de origen natural», afirmó Ruy López Ridaura, director del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de enfermedades de la Secretaría de Salud.
Este tipo de sustancias, puntualizó, forman parte de la dieta de países industrializados y se asocian al desarrollo de enfermedades no transmisibles como padecimientos cardiovasculares, infartos y son factores de riesgo para la diabetes.
Cristian Morales, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en México, indicó que existe evidencia que el consumo de grasas trans aumenta el riesgo de muerte por cualquier causa en 24% y entre 7 y 10% el riesgo de muerte cerebro vascular.
Además, de las 260,000 muertes anuales asociadas al consumo de estas grasas, 45% son prematuras «es decir, no debieron ocurrir a esa edad».
Indicó que México es uno de los 15 países que más contribuye a la mortalidad mundial por consumo de grasas trans y grasas saturadas, por lo que es indispensable pugnar por eliminar la ingesta de este tipo de sustancias.
«Es un enfoque de bajo costo y constituye el camino más fiable para poner fin a este problema de salud pública».
De acuerdo con Morales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) echó a andar en el 2018 una ambiciosa iniciativa que busca eliminar del suministro global de alimentos las grasas trans de producción industrial para el 2023.
De entonces a la fecha, 58 países han implementado legislación, protegiendo así a 3,200 millones de personas de esas sustancias nocivas para finales del 2021.
No obstante, más de 100 naciones carecen todavía de medidas para eliminarlas.
Favio Da Silva, asesor de nutrición de la OPS explicó que, a diferencia de otras grasas alimentarias, las grasas trans, también llamadas ácidos grasos trans, aumentan el colesterol «malo» y también reducen el colesterol «bueno».
Puntualizó que no hay nada que justifique el uso de estas sustancia para la producción de alimentos y resaltó la importancia impulsar políticas regulatorias que prohíban su uso.
«Falta la adopción de una norma que prohíba el uso y prohibición de grasas trans y aceites parcialmente hidrogenados», manifestó.
Finalmente, la senadora mexicana Margarita Valdez, dijo que es «importantísimo» que se tomen medidas contundentes, radicales «para que esto se vaya terminando», concluyó. (EFE)