Congreso devuelve a comisiones proyecto para elegir orden de apellidos de los hijos

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El pleno del Congreso devolvió a comisiones el proyecto de ley que plantea que la elección del orden de los apellidos paterno y materno de los hijos pueda ser decidido por los progenitores al momento de inscribir sus nacimientos.

Así, la iniciativa regresará a la Comisión de la Mujer, en donde fue dictaminada, pero también se le ha derivado a la de Justicia. El pedido para que se ejecutara esta devolución fue planteado por la parlamentaria Martha Chávez a través de una cuestión previa.

La congresista argumentó que los términos de la iniciativa contribuirían en determinados ámbitos a generar conflicto entre los padres.

Asimismo, señaló que, al implicar una modificación de los artículos 20, 21 y 22 del Código Civil, tendría que ser la Comisión de Justicia la instancia dictaminadora principal del proyecto.

Sus argumentos fueron secundados por Omar Chehade (APP), quien agregó que una disposición de este tipo permitiría que –por ejemplo- personas requisitoriadas que guardan parentesco, tengan apellidos distintos.

Respuestas a cuestionamientos

A esto, la presidenta de la Comisión de la Mujer, Carolina Lizárraga (PM) respondió que el dictamen se sustenta en una sentencia del Tribunal Constitucional en la que se estableció que la prelación del apellido del padre por sobre el de la madre en el caso de los hijos es un acto de discriminación.

Refirió, además, que en el texto se establece que el orden de los apellidos acordados por los padres para su primer hijo regirá para los que ambos tengan en conjunto posteriormente.

La parlamentaria también indicó que esta iniciativa fue exonerada de su paso por la Comisión de Justicia y que, contrariamente a lo dicho por Chehade, no forma parte de ninguna “agenda caviar”.

Sin embargo, la cuestión previa planteada por Chávez fue aprobada, con 73 votos a favor, 28 en contra y tres abstenciones, por lo que tendrá que volver a ser discutida en los grupos de la Mujer y de Justicia.

En el dictamen se establecía que el orden de los apellidos al inscribir a los hijos “es producto del acuerdo entre el padre y la madre” y si no había consenso se hacía un sorteo en el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil.

Fuente: Andina

 

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