El cultivo asociativo de cannabis medicinal y la producción de sus derivados son legales desde este domingo en Perú después que el gobierno haya promulgado la norma aprobada recientemente por el Congreso, a petición de pacientes y familiares.
La ley permitirá a asociaciones de pacientes inscritos en un registro oficial el cultivo, procesamiento, transporte y almacenamiento de cannabis y sus derivados con fines únicamente terapéuticos.
Pese a que la marihuana medicinal y sus derivados como el aceite de cannabis habían sido legalizados en 2017, el acceso a los productos continuaba siendo dificultoso para los pacientes porque muy pocas farmacias lo comercializaban.
Ahora los propios pacientes podrán cultivar plantas y producir sus derivados medicinales en asociaciones donde todos sus miembros tienen que estar inscritos en el Registro Nacional de Pacientes Usuarios de Cannabis.
Las licencias serán entregadas por el Ministerio de Salud, mientras que la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del Perú elaborará un protocolo de seguridad, con el objetivo de garantizar la «intangibilidad física» del cannabis y sus derivados para uso medicinal y terapéutico, así como del producto terminado.
El autocultivo asociativo de cannabis fue una petición planteada al Congreso por la asociación Cannabis Gotas de Esperanza y la Federación de Cannabis Medicinal (Fecame).
El proyecto de ley planteado por las asociaciones también contemplaba el autocultivo personal, lo que finalmente no fue incluido en el texto promulgado y que, para la actriz, comunicadora y activista Francesca Brivio, fundadora de Cannabis Gotas de Esperanza, es «el paso definitivo».
Precisamente Brivio ha sido la más insistente en los últimos días en demandar al presidente interino de Perú, Francisco Sagasti, que promulgara la norma antes de que se despida de su cargo este próximo 28 de julio para ceder el mando a su sucesor, el presidente electo Pedro Castillo.
A Brivio, el cannabis le sirve para mitigar el dolor y los síntomas de tres enfermedades raras (desorden de las células mastocitas, síndrome de Raynaud y síndrome de Ehler Danlos), algo que no había logrado antes con ninguna medicinal convencional, lo que le ha permitido mejorar notablemente su calidad de vida.
Asimismo, en la asociación Buscando Esperanza son un grupo de 60 familias, incluidas madres que administran derivados medicinales del cannabis para tratar distintos males que sufren sus hijos como esclerosis tuberosa.
Antes de que en 2017 se legalizara el cannabis medicinal, esta asociación fue objeto de una redada de la Policía donde les incautaron sus plantas y herramientas utilizadas para elaborar los derivados de la planta, lo que ejemplificó las dificultades que tenían para tratar sus enfermedades en la clandestinidad. EFE